Some Like It Hot
DiscosBar Italia

Some Like It Hot

6 / 10
Eva Sebastián — 16-10-2025
Empresa — Matador
Género — Indie rock

Bar Italia llevan años cruzando nuestras vidas como aquellos colegas -por llamarlos de alguna manera- que solo aparecen de noche, entre humo, con unas copas de más, justo al fondo del bar, un martes cualquiera en el que claramente no hacía falta estar pidiendo otra ronda. Algo desaliñados, algo ebrios, algo aturdidos, audaces, pesadamente desencantados con su alrededor, obsesionados con el amor, dejándose llevar, irónicos, sarcásticos y potencialmente más guays que tú. Como quien no quiere serlo, pero acaba siendo lo más. Tipos con los que te quieres cruzar, aunque no sabes muy bien si les caes bien. Y de los que necesitas escuchar sus idas y venidas, porque, por desgracia para ti, suenan mejores que las tuyas.

Con esta aura, mucha guitarra y su juego de coros y superposiciones entre la melosa voz de Nina Cristante y las graves y rabiosas de Sam Fenton y Jezmi Tarik Fehm, han ido ganando músculo hasta lograr salir de la penumbra del antro donde los conocimos. Su disco "Some Like It Hot" -en referencia a la película de 1959- abre sus doces cortes como quien se dirige a la calle en un movimiento frenético, aireado, extasiante. Fundraiser pone sobre la mesa como la seguridad que han ido ganando en el escenario, ahora está en sus grabaciones, más nítidas y definidas.

En este viaje de autodescubrimiento, sin mucha conclusión, però ya es un poco eso, pasarlo bien por el camino, hay un poco de todo. Desde su definición de puro rock en "Cowbella", la divertida detonación de un cotilleo con el que no puedes no obsesionarte; a cadencias más indie-pop radio-friendly en "Omni Shambles" o "Eyepatch", que ya anticiparon en su anterior trabajo. Hasta llegar al desgarre eléctrico de rooster, que plasma a la perfección esa sensación desquiciante de desear tanto ser deseado que te arrancarías las entrañas con las uñas mugrientas con tal de lograrlo; o bien las influencias balcánicas de bad reputation con una teatralidad aterciopelada, la guitarra de 12 cuerdas de Lioness o el aparentemente despreocupado e ironico paseo que resulta "Marble Arch".

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