Ricochet

En su veinticinco aniversario como banda y tratándose de su décimo disco, Rise Against tenían dos opciones: grabar otro disco marca de la casa o permitirse algo diferente. Y celebro que hayan decidido hacer lo segundo en el presente “Ricochet”, un claro punto y aparte en su carrera.

Tras muchos años confiando su sonido a la dupla infalible formada por Bill Stevenson y Jason Livermore, responsables de los estudios The Blasting Room, el cuarteto liderado por Tim McIlrath se puso a las órdenes de alguien tan alejada de la escena hardcore punk como la australiana afincada en Londres Catherine Marks, quien ha trabajado sobre todo con artistas y bandas más próximas a sonoridades indie y folk como Boygenius, St Vincent, Foals y The Killers. El resultado de esta curiosa colaboración sorprende, y para bien.

Sin ser un disco del todo rompedor, mucho menos innovador, que nadie espere un disco de indie pop o country folk, el segundo largo de la banda para el sello Loma Vista Recordings se distancia de la discografía más aclamada de McIlrath y compañía, la de principios de los dosmiles. Pienso en el veloz “Revolutions Per Minute” (03), su último trabajo para la independiente Fat Wreck Chords, y el contundente “Siren Song Of The Counter Culture” (04), su debut en una multinacional. Los de Chicago entregan ahora -dos décadas después, no lo olvidemos- un disco de rock sólido, con más matices, voces reverberadas y otros efectos sutiles, más intenso que musculoso, mezclado por el veterano Alan Moulder (Nine Inch Nails, U2, Arctic Monkeys, Interpol). ¿Alguien dijo arena rock?

Sea como sea, el efecto Ricochet, que utilizan como metáfora de nuestra sociedad hiperconectada (y al mismo tiempo dividida), articula el mensaje general de un álbum consistente y muy recomendable cargado de crítica social y al mismo tiempo esperanza —en eso no han cambiado ni cambiarán— tanto en trallazos como la inicial “Nod” y “Prizefighter” como en medios tiempos como las magnéticas “Us Against the World” y “Black Crown”, en la que cuentan con Andy Hull (Manchester Orchestra) como voz invitada.