Quest For Fire
Discos / Skrillex

Quest For Fire

7 / 10
Daniel Grandes — 21-02-2023
Empresa — OWSLA
Fotografía — Archivo

Que Skrillex nos regale su segundo álbum de estudio tras nueve años de espera supone para la generación de los que escuchábamos “Scary Monsters And Nice Sprites” (10) en el iPod Touch al salir del instituto tanto un motivo de celebración eufórica como un doloroso golpe de realidad. Aún sin haber desaparecido nunca del panorama (Jack Ü junto a Diplo y Dog Blood junto a Boys Noize), una década sin el embajador del brostep en primera línea es demasiado tiempo. Cuando muchos ya habíamos perdido la esperanza de volver a disfrutar de Sonny John Moore en singular, alejado de su faceta de productor, aparece (casi de la nada) “Quest For Fire” que, tal y como deja intuir su título, supone un proceso de redescubrimiento y reescritura para el estadounidense. Y eso sin contar con “Don’t Get Too Close”, lanzado apenas un días después. Tras comprobar que el dubstep arraigado al Youtube primigenio que él mismo inauguró ha supuesto la semilla fundacional de la actual generación de PC Music (tal y como cristaliza su reciente colaboración con 100 gecs en “Torture Me”), Skrillex se obliga ahora a volver a su prehistoria autoral, a volver a descubrir el fuego.

“Please, don’t leave me like this”, nos implora el primer single del álbum en boca de Bobby Raps. El productor exige nuestro perdón (y nuestra atención) tras esta década de espera en un tema de bass house que, al mismo tiempo, supone una declaración de intenciones tan precisa como enérgica. Si “Recess” (14) suponía un espacio gobernado por lo heterogéneo y lo conceptual, en “Quest For Fire” la experimentación será en la boiler room o no será (¡sí, efectivamente, esta es la canción que el famoso espontáneo de Fred Again.. detiene sin querer!). La tiranía de los graves no se limitará a desplegarse en este “Leave Me Like This”, sino que supondrá una de las columnas vertebrales de esta homogénea criatura con tendencias al golpe, el drum y la vibración. Y si no que se lo pregunten a “Rumble”, el hijo mimado del disco incluso antes de su nacimiento gracias —de nuevo— a Fred Again.., uno de los artífices de este cruce bastardo de la contundencia del grime de Flowdan y la violencia sensorial de un beat que añora el dubstep llorando a 140 bpm. Se corona así el tema estrella del álbum, muestra de que lo nuevo de Skrillex nos teletransporta al club a golpes, priorizando la fisicalidad a lo melódico. De nuevo, si “Recess” era una odisea sci-fi basada en la interferencia, “Quest For Fire” se tematiza a través de lo elemental y lo paleolítico, a golpe de piedra.

Esta misma máxima parecen seguir “Hydrate”, cuyos sutiles elementos de reggae parecen devolvernos (a su manera) a los añorados tiempo de “Make It Bun Dem”, e “Inhale Exhale”, ejercicio de respiración cimentado sobre una base de trap (y algún oasis de hard bass) con complejo de Nitsa Club. El hard bass también estará presente en la abrumadora “XENA”, colaboración con la cantante palestina Nai Barghouti en busca de una electrónica folklórica y territorial, materializando una cántico de sirenas invocador de pogos con ecos de Baiuca. Más al inicio del trayecto nos cruzamos con “Tears” —quizás el tema que mejor podría pasar desapercibido en “Recess” por su intro algo influenciada por “All Is Fair In Love And Brostep”—, un single que, aún poder entenderse como menor, ejemplifica a la perfección la vigencia actual del espíritu alquimista de Skrillex. Tema imprevisible, en constante metamorfosis y con la experimentación con las texturas sonoras por bandera. En la misma tesitura onírica y ambiental encontramos “A Street I Know”, que nos recuerda el virtuosismo intrínseco al productor en cuanto al trabajo con los chops vocales se refiere, al mismo tiempo que reivindica indirectamente la delicadeza que Sonny ha llegado a alcanzar en temas anteriores como “Summit” junto a Ellie Goulding o “Fire Away”.

Imprescindible dejarse perder en la maestría de “RATATA”, no sólo por lo kafkiano de una colaboración de Missy Elliott y Quentin Dupieux (casi digna de un guion del propio Dupieux), sino por la fluidez con la que se entrecruzan, dialogan y congenian dos sonidos a priori tan incompatibles como el sintetizador de Mr. Oizo y el alma R&B de Elliott. Para un servidor, la sorpresa más agradable del álbum (quizás por la elegancia con la que traslada lo intratable de temas como “Burial” o “Dirty Vibe” al terreno del voguing). “Butterflies”, single ideado junto a Four Tet que vio la luz en 2021, se confirma entonces como premonitorio, como ese puente intergeneracional que permitió el paso del techno de Dog Blood al house de autor de “Quest For Fire”.

La voz de Swae Lee promete que “this is too bizarre” y, aunque se quede muy lejos de lo que en algún momento llegamos a considerar bizarro dentro de la discografía de Sonny, “TOO BIZARRE (juked)” acaba suponiendo un cálido cameo de la faceta más mainstream del productor en el álbum, un tema que apunta a la radio mientras te grita (literalmente) al oído. “Supersonic (My Existence)”, paradójicamente, sí que se presenta como too bizarre para este proyecto. La colaboración de Skrillex junto a josh pan (uno de los exponentes con más personalidad de OWSLA) cumple dos años que no le pesan en absoluto, presentándose a la fiesta como un terremoto electrónico sin piedad. Si algo queda del Skrillex de “Recess”, quizás se haya quedado enterrado bajo estos escombros.

El tramo final del álbum le funciona a Skrillex como espacio seguro, como refugio de la melancolía y, en definitiva, como momento para mostrarse agradecido por que sigamos escuchando. En “Warped Tour ’05 with pete WENTZ” comparte un extracto de una entrevista que realizó junto al cantante de Fall Out Boy cuando Sonny aún era miembro de la banda de hardcore From First To Last, ¡hace casi veinte años! “Yeah, it's pretty weird, kind of, it's strange for us”, responde el joven productor mientras su voz se entrecorta. Sonny se deja ver de nuevo en “Hazel Theme”, donde nos pide un minuto antes de poder escuchar la última canción del álbum. Como si estuviera preparando el siguiente tema ante nuestros oídos, Sonny se desnuda artísticamente. Empieza a sonar un piano y, a los pocos segundos, se reproduce “Still Here (With The Ones That I Came With)”, que toma prestada la armonía del tema inaugural del proyecto. Si empezaba pidiéndonos que no le abandonáramos, Skrillex acaba celebrando a ritmo de EDM la compañía, a los suyos y, indirectamente, el camino.

“Quest For Fire” supone, por supuesto, un cambio de paradigma. Skrillex innova sustituyendo sus anteriores dinámicas —más propensas a la expansión, coralidad y la variedad— por unos hábitos más enfocados a la singularidad, a explotar un espacio sonoro y exprimir al máximo sus posibilidades. Pero al mismo tiempo Sonny firma un proyecto que, por algún motivo, se siente más comunitario que nunca. Este funeral del brostep es a la vez una celebración del presente de la escena electrónica, una muestra de que el productor desea (y sabe) vivir en los códigos y sonidos del presente. Junto con su “OWSLA Worldwide Broadcast” (16), que debe entenderse ya como el arrebatador mausoleo de las estrellas de la escena dubstep de los 2010, Skrillex confirma con “Quest For Fire” que ha pasado página y que el fuego sólo acaba de encenderse (¡nos vemos en el Primavera!).

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