Hacía ya seis años del último trabajo de Brams, el directo “Sempre més” que servía de su despedida como grupo. Referente indiscutible del rock pre-pirenaico (como a ellos les gusta definir lo que muchos tildaron en su momento de radicalismo más por contenido que por forma) de carácter más político, dos décadas han pasado ya desde el seminal “Amb el rock a la faixa”, al que siguieron giras latinoamericanas, el generoso “Al Liceu” o el optimismo de “Tot és possible”. Los Brams de hoy en día han hecho un disco que no desmerece en absoluto a su histórica trayectoria, en el que el ska (“Cançó pirata somalí”), la verbena (“Divisa”), el cinismo guitarrero (“Oferta de diàleg”) y los medios tiempos (“Un regal de la història”) siguen siendo la tónica habitual de una banda que se ha dado el gusto esta vez de adaptar una letra de Joan Salvat-Papasseit y, como broma interna, al compositor Johannes Brahms, siendo estos rasgos de sensibilidad y humor dos rasgos que hablan de manera esclarecedora de lo que ha sido siempre y aún es la esencia del grupo comandado por Titot.
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