Monstruoso

El último trabajo de los pamplonicas Los Nuevos Hobbies tiene una apariencia muy concreta pero un trasfondo lleno de matices. Es pop risueño con letras sin estridencias sobre las acciones y los anhelos de lo cotidiano. Canciones que se mueven en territorios comunes con los que podemos identificarnos sin esfuerzo. Incluso el más reciente de los territorios comunes, la pandemia (con sus cuarentenas, sus distancias y sus cositas), parece encajar a la perfección como fondo de algunos de los temas, a pesar de haber sido compuestos todos ellos antes del confinamiento. Sea por casualidad, sea porque la cuarentena ha colocado una lupa inmensa sobre la intimidad y lo cotidiano, “Monstruoso”, que así se llama el disco, funciona como un bálsamo en forma de recopilación de emociones que, ahora mismo, entra a la primera.

Han sofisticado el sonido con respecto a sus anteriores trabajos. Los arreglos han crecido y las melodías se han vuelto más luminosas y saltarinas, incluso en los pocos momentos en los que la melancolía pasa al primer plano. Es un disco directo y de canciones inmediatas; únicamente dos de las diez sobrepasan los tres minutos. Composiciones de una desnudez sincera tanto en las temáticas como en las influencias, las cuales se encargan de mostrar explícitamente en el videoclip de la canción que da nombre al trabajo, y que van desde el pop español de los sesenta hasta The Smiths. Resulta además especialmente curioso lo mucho que suenan a Los Planetas en el arranque y en el final del trabajo.

El comienzo es exultante. “No Puedo Esperar” y “Monstruoso” , delicadamente construidas sobre melodías perfectas de guitarra, son una oda a esos pequeños actos de libertad como disfrutar del momento o tomar decisiones incluso a sabiendas de que son equivocadas. “Cuando Quieras”, “Cara Limpia” y “Sentado En La Esquina De Tu Cama” se acercan de manera sosegada y rendida a los distintos escenarios de las relaciones de pareja: el amor en lo cotidiano alejado de la convulsa pasión inicial, el disfrute del descubrimiento y la tontuna, e incluso el deseo de seguir viviendo en el recuerdo del otro cuando la relación ya ha terminado. Solo en “El Viento” e “Inundación”, con sus metáforas meteorológicas, el tempo se ralentiza y las letras abandonan el tono risueño general para mecernos en la melancolía. Pero Nuevos Hobbies también tienen sentido del humor y, en “Vive Bob”, se quitan el sombrero ante Dylan con gracejo y admiración a partes iguales y sueñan con una versión inmortal del cantautor clonado en el cuerpo de un robot al más puro estilo Futurama.

Cierran con otro destello de brillantez. Si bien comenzaban el álbum dejándose llevar por la premura del deseo, “La Canción Ha Muerto” es un lamento por la velocidad y el exceso de estímulos. El título resulta irónico porque es con diferencia el tema más largo del disco. La segunda mitad de la canción es instrumental y de una intensidad sorprendente en el conjunto de composiciones. A ratos psicodélica y ruidista, parecen volcar en ella toda la rabia y el desorden que no ha cabido en el disco en un final que trae a la mente aquel “DB” de Los Planetas.

Los Nuevos Hobbies han hecho un disco perfecto tanto para sonar en festivales como para fregar los platos en pareja. Y tal y como están las cosas, nos va a quedar la vajilla prístina.