Nothing’s Gonna Change The Way...

Su anterior disco, el loado “Harlem River Blues”, le quitó la losa que siempre soportan los vástagos del “artisteo”, y empezó a ganarse los primeros elogios por méritos propios. Ahora, con su quinto trabajo y cierta tranquilidad emocional que le otorgan los treinta años de edad, sumado a que por lo visto ha dejado atrás ciertos malos hábitos, parece que alcanza cierta madurez y que esta se traslada también a sus canciones. Por eso este disco, sin dejar de tener el sonido country en el espíritu, lo es en menor medida que el anterior para acercarse mucho más al sonido pausado y mascullado de por ejemplo un John Hiatt (“Look The Other Way”) pasado por el tamiz de Tom Waits (“Am I That Lonely Tonight?”), sin olvidarse tampoco de sus raíces paternas (“Won’t Be The Last Time”) o incluso de figuras emblemáticas recientemente recuperadas como la de Dr. John (“Baby’s Got A Bad Idea”). Es decir, todo un catálogo de sonoridades genuinamente sureñas, interpretadas con la precisión de unos Little Village y cantadas con una voz que ha ganado en profundidad y carisma.