Laten los 90 desde los primeros segundos de este "#3" de Lukiek. Los referentes para el despegue están claros, pero el power trío vuela mucho más allá de cualquier atadura de estilo en un disco libre, coherente en la diversidad: una pieza divertida y bien compacta.
Por qué no tirar del autotune cuando procede, por qué no mezclar vientos arabescos con guitarras pesadas. Experimentar con la voz. Coros angelicales y gruñidos de bestias. Subir, bajar. Esto no es el rollo de siempre. Es un disco de pura personalidad. El cierre de una trilogía. De una aventura de luz y oscuridad. Las transiciones y los giros son norma porque hay una obvia ambición de diversidad. No solo en el álbum, sino en cada corte, en cada canción. Una tendencia que se establece desde el principio con ‘Sagatzak negar’, cimentada en armonías potentes y una etiqueta de ‘power trio’ que no se regala: el poderío se demuestra. La identidad es innegociable para el grupo mungitarra y, el trabajo, ingente. Se percibe en una variedad tonal y una riqueza instrumental mayor que en anteriores discos: la monotonía está prohibida.
En una propuesta que reta al oyente, con estructuras atípicas, pero que, dentro de la densidad del viaje, busca la diversión y la sorpresa. Como ese outro de ultratumba que culmina un tema largo como ‘Ardi Baltzenak’ para transportarte a otro lugar; o los juegos con la voz principal muy apreciables en ‘Kounter’ o ‘Granada Haziak’. Una aventura para los amantes de la variedad y de lo ecléctico. ‘Bibibizak’ trae luz, ‘Ardi Baltzenak’ un pasaje que oscila entre la nostalgia y la inquietud, ‘Subaru Bat Doble Filan’ es pura llamarada. Muchas capas y matices. Un paseo por el parque puede esconder un monstruo a la vuelta de la esquina. Si vas de la mano de Lukiek no esperes un camino predecible.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.