Jose María Lluch, ha venido desarrollando un trabajo oculto, en solitario y en paralelo con su actividad en Grande Days, acumulado en una serie de grabaciones caseras que hasta 2018 tan solo constituían un archivo personal de experimentos, búsquedas y hallazgos. Es entonces cuando fruto de la colaboración de Grande Days con Xabier Erkizia en “Mirande”, este último le propone grabar un disco en solitario que de salida a ese estupendo legado. Comienza así una fructífera relación epistolar sonora entre ambos que a lo largo de 6 años ha ido modelando y entretejiendo esos pequeños retales en, de momento, dos bellísimas piezas de ambient celestial, de un alcance, profundidad y emoción mucho más intensa y prolongada de lo que sus poco más de 30 minutos pueden inicialmente sugerir.
Basado en grabaciones de campo delicadamente engarzadas con texturas guitarreras y manipulaciones de cintas magnéticas, las referencias estilísticas de Lluch evocan el recuerdo de una lejana tormenta que escuchamos a cobijo, deleitándonos y concentrándonos tan solo en la belleza de su sonido. Me recuerda quizá a las exquisitas grabaciones de sellos como Kranky Records en los 90 y primeros 2000, cuando el post-rock era aún la promesa de un excitante futuro lleno de posibilidades. Pero no es más que un ligero atisbo adivinado tras la niebla. Es preferible adentrarse, dejarse envolver y disfrutarlo por uno mismo. Una pequeña joya a la que espero que dé continuidad.
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