Living Proof
Discos / Drain


Living Proof

7 / 10
Jaime Tomé — 26-05-2023
Empresa — Epitaph / Pias
Género — Hardcore

El hardcore americano está en plena forma. Bandas ya de sobra conocidas como Turnstile y otras tantas que conviven quizá un poco a su sombra en una burbuja cercana a la prosperidad de este subgénero como XL Life, Mindforce, Scowl, One Step Closer, Knocked Loose, GEL o los propios Drain, entre muchas otras, confirman una más que favorable segunda vida de esta música que hace cuatro décadas revolucionó el underground gracias al importante germen de Bad Brains, Black Flag, Minor Threat o Circle Jerks.

A diferencia de lo ocurrido en los ochenta, donde los fanzines y el DIY eran las vías de propagación principales, la nueva ola del hardcore moderno ha ganado un gran prestigio e impacto mundial gracias no solo a la música, sino también al aporte audiovisual de filmógrafos y activistas como el gran Sunny Singh AKA Hate5six, Leo Sypniewski o a la gente de 197 Media, Naughty Pelican Media o Feet First Productions, quienes documentan y/o han documentado desde los primeros pasos esta “nueva” escena hasta su más actual efervescencia a través de YouTube y otras plataformas.

Los californianos Drain, con el sonriente exbatería de Gulch al cargo de las voces y con una década escasa de existencia, publicaron su debut “California Cursed” (Revelation Records, 20) hace tres años, ayudando a pasar con más ligereza esos tiempos oscuros y estériles donde los cubrebocas y geles hidroalcohólicos eran el día a día. El “annus horribilis” que fue 2020 se tornó más ameno gracias a esa primera referencia en la que se imprimió el prefijo 831 de Santa Cruz y el olor a salitre y rueda de skate quemada en su mezcla de hardcore y metal. Con el sol entrando cada vez más fuerte por la ventana en pleno mes de mayo llega “Living Proof”, el nuevo material del grupo americano con el que también se estrenan con el sello Epitaph.

Sin dar demasiados rodeos, se puede decir que “Living Proof” sigue la vía fácil del crossover entre el hardcore y metal ya catada en su antecesor, sin movimientos demasiado bruscos. Las diez canciones que lo componen pasan en un abrir y cerrar de ojos y despachan todo en veinticinco minutos. Aun a pesar de la presteza, el plus de la espontaneidad juega como algo a su favor gracias también a esos riffs “in-your-face” que no desentonarían en algunos discos de Slayer, Pantera o Suicidal Tendencies y al tono cachondo y fresco que radia por momentos el grupo. Son cosas que invitan a seguirlos, haciendo de la brevedad y síntesis un don del que cada vez más bandas de rock y metal se olvidan.

Si bien “Living Proof” ofrece lo que ya se presuponía antes de escucharlo, sí que es cierto que presume un poco de lo que carece y deja con ganas de más: el interludio oscuro y minimalista semi rapeado con un arrebato hardcoreta “Intermission” en el que colabora el rapero Shakewell como invitado y la versión de “Good Good Things” de Descendents dejan a este álbum como algo más cercano a un EP que a un LP. Quizá la forma de estructurar el disco tampoco haya sido la mejor y haya ratos en los que se genera una confusión que no termina de dejar claro si Drain quieren ir un paso más allá o quedarse en su zona de confort.

Con el interludio y la versión de lado, los veinte minutos restantes acaban quedándose escasísimos si tenemos en cuenta que, además de “Good Good Things”, también “FTS (KYS)”, “Evil Finds Light” y “Watch You Burn” fueron singles adelanto. A fin de cuentas, solamente se acaban rascando diez minutos de novedad en los que, eso sí, hay grandes momentos de macarrismo thrash guitarrero y hardcore en “Imposter” o la homónima “Living Proof”. Justo sobre estos dos temas, hay que recalcar que se ven súper entorpecidos por la cover de Descendents, la cual estaría mejor como bonus track o siendo directamente eliminada –si haces la prueba, puedes constatar que los temas anteriormente citados parecen unirse uno al otro de una forma natural sin nada por medio–.

Drain son como unos tiburones en medio de un mar lleno de tablas de surf. Son lo clásico del thrash y hardcore fusionado con un sonido moderno, pulido y con actitud al que quizá todavía tengan que dar un pequeño empujón para que exprimir su creatividad y la lógica al máximo. No les hace falta sacar un disco de una hora, ni mucho menos, pero un par de canciones más que acaben forjando su mensaje y que, por ejemplo, dejen un poco de espacio a la melodía sería lo ideal para que “Living Proof” no termine por ser tan obviable. Es un álbum disfrutable, pero también al que le cuesta dejar poso. La sensación agridulce que deja en el paladar evidencia que todavía parece estar por llegar la mejor obra de los de Santa Cruz. Y sí, quizás no pretendan nada más que ir directos al cuello y divertirse sin intentar aspirar a ser los mejores, lo cual es lógico sabiendo de dónde vienen y que no deben nada a nadie, pero esos tímidos guiños al hip-hop y la melodía llegan a descolocar al oyente.

El tiempo dirá si Drain se quedan en el limbo en el que se encuentran entre la escena metalera de Enforced o Power Trip y la más “core” y hasta cierto punto alternativa en la que juegan Turnstile, Trapped Under Ice o Militarie Gun o si acaban siendo absorbidos por la ristra de agrupaciones prometedoras que cada dos por tres saltan en cualquier aleatorio de Spotify buscando un golpe de suerte. Mientras tanto, tocará disfrutar de su notable presencia con todos esos peros que los hacen no llegar todavía a lo memorable. Esperaremos ansiosos a que pisen Europa para subir las temperaturas en salas repletas de greñudos musculosos y hardcoretas con calcetines hasta las rodillas porque sabemos que los escenarios son su forma más efectiva para enganchar.

 

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