93696

Haela Ravenna Hunt-Hendrix va a por todas. Meterse en profundidad en esta obra de Liturgy es un viaje de aprendizaje y experimentación, casi como una visita a un museo musical. En todo momento se nota que Liturgy se fundó mientras estudiaba composición clásica y filosofía en la Universidad de Columbia.

El entramado conceptual del disco –que parte desde la idea de que “93696” es la representación numérica del paraíso según el cristianismo– ofrece distintos tipos de piezas en las que junto al guitarrista Mario Miron, la bajista Tia Vincent-Clark y el baterista Leo Didkovsky despiertan los sentidos del oyente de manera precipitada; no es posible no sentirse “poseído” por los caminos variantes que la música propone.

La epopeya comienza con “Daily Bread” una intro inquietante que da lugar al despliegue monumental de recursos de “Djennaration”. Aquí lo épico y lo solemne se cruzan con la desesperación de un alma sumida en el vacío, omnipresente en casi todas las canciones de este disco doble y expresada por medio de una voz que no despega de la media deathmetalera, pero logra expresar dolor como pocas. En cuanto a lo instrumental, aquí el metal extremo cobra vida en una nueva dimensión y los arpegios clásicos solo potencian la emocionalidad del tema. Más tarde “Caela” presenta la improbable combinación de math metal de atmósfera orquestal.

Para el turno de “Haelegen” –ópera grindcore, tour de force agobiante y barroco– el disco comienza a ser realmente exigente para el oyente, sin marcar esto como una cualidad negativa.

Los cuatro interludios que gobiernan el centro del disco le dan sentido a toda la obra. “Angel Of Hierachy” –a puro piano y contemplación–, “Red Crown II” –disonancia en su lugar correcto–, “Angel Of Emancipation” –psicodélica y delirante– y “Angel Of individuation” –cinematográfica, espacial– hacen su trabajo a la perfección y evidencian que la complejidad del universo de Liturgy también ostenta de belleza.

Con cierta lógica el tema “93696” podría ser el sumario del disco o incluso un single que funciona como disco. Sus más de catorce minutos en los que se atraviesan climas tribales, contratiempos épicos y orquestaciones impactantes resumen la intención de Haela Ravenna Hunt-Hendrix de trascender gracias a su personal manera de combinar art metal, composición clásica y creencias existenciales.