Big Money
DiscosJon Batiste

Big Money

7 / 10
Don Disturbios — 28-08-2025
Empresa — Verve
Género — Blues

Si uno analiza la obra de Jon Batiste en su conjunto, llega a una conclusión que se me antoja aplastante. Todos sus discos rayan el notable alto, pero ninguno alcanza la excelencia. Y ¡ojo! Me refiero a la excelencia de verdad. La única que puede ser catalogada de contundente obra maestra, como lo pueden ser el “Songs in the Key of Life” (76) de Stevie Wonder o el “What’s Going On” (71) de Marvin Gaye. Para llegar a eso a Jon Batiste le queda un largo camino y, sinceramente, dudo que lo pueda lograr.

La duda expresada con anterioridad, no viene tanto motivada por la inefable pericia y formación instrumental que tiene nuestro protagonista. Tampoco por ese erudito y profundo conocimiento que atesora de la música negra estadounidense, que nunca se cansa de reivindicar ante la apropiación que realizaron los ingleses en los primeros años sesenta. La duda tiene su origen en esa necesidad que tiene Jon Batiste de demostrar lo mucho que sabe y lo bien que aplica ese vasto conocimiento. Sin embargo, suele olvidarse de lo esencial para crear una obra que trascienda. Se le pasa por alto que debe tener un sentido unitario que presente al album como un todo. Que la obra maestra  tiene que ser y sonar actual, pero proyectándose hacia el futuro, creando nuevas sendas que transitar y marcando un antes y un después del que se valdrán unos cuantos imitadores, apuntalando así su singularidad e innovación.

Es obvio que  la perogrullada que acabo de soltar es muy fácil de decir, pero muy difícil de realizar. Por eso las auténticas obras maestras escasean mucho más de lo que las puntuaciones en las revistas parecen mostrar todos los meses. Por eso pone uno en duda que Jon Batiste sea capaz de lograr esa meta. Lo cual no quiere decir que se pueda aproximar mucho en el futuro. Tan solo tiene que centrar el tiro, y superar esa tendencia a la dispersión estilística. Ese tocar todos los palos para demostrar que todo se le da bien.

“Big Money” es un álbum que una vez más muestra las diversas habilidades de Jon Batiste pero sin despeinarse demasiado. No hay sudor en la elaboración de estas canciones y ese es su principal pecado. Solo hay que escuchar “Lean On My Love”, el dueto de apertura junto a Indra Day, para darse cuenta de ello. Un balanceante y dulzón R&B con final gospel que Batiste podría componer a modo de ejercicio justo antes de almorzar. Lo mismo sucede con el tema que da título al álbum con divertido y logrado videoclip. Un trepidante ritmo shuffle que ejecuta junto a The Womack Sisters (nietas de Sam Cooke y sobrinas de Bobby Womack, es decir, la realeza) y en el que nos invitan a vivir por aquello que realmente amamos y no caer en la garras de hacer las cosas tan solo por dinero. Un mensaje que en boca de alguien al que  no le falta precisamente la pasta, pues… paso palabra. A esta le sigue el momento más emotivo del disco: “Lonely Avenue” es una balada blues compuesta por Doc Pomus y popularizada por Ray Charles en los años cincuenta, que ahora sirve para que Batiste rinda homenaje a un grande entre los grandes como el octogenario Randy Newman. Músico con el que comparte haber sido ambos los compositores mas relevantes de las películas de la factoría pixar, y que aquí recupera para protagonizar una bonita anécdota musical.

A partir de aquí lo mas destacado es ese par de ocasiones (“Petrichor”, “Pinnacle”) en los que Jon Batiste abandona su clásico piano para coger las seis cuerdas y mostrase tan certero como divertido y desprejuiciado. Lo hace sin olvidarse tampoco de perpetrar una de esas baladas rompe corazones marca de la casa (“Do It All Again”) o un tema soul setentero ("At All") que encajaría como banda sonora del mejor cine Blaxploitation.

Sin embargo, no todo funciona en el álbum y a Batiste se le va mucho la mano con “Maybe”. Minimalista balada jazz al piano que rompe con la dinámica del disco y que se atraganta mucho en sus cinco intrascendentes minutos de duración. Situación que no logra salvar al finalizar con un curiosón reggae que ejecuta de la mano de No ID, reputado productor de hip-hop (Jay-Z, Common) que también le ha echado un cable con la consola en la totalidad del álbum.

“Big Money” es, no cabe duda, un buen disco. Pero visto el currículum del autor y conocedor de su indudable capacidad como músico e instrumentista, cabe exigirle más. Mucho más. No vaya a pasarle en el futuro como con toda esa ristra de discos previos a “We Are” (Verve récords, 21) de los que ya nadie parece ni quiere acordarse.

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