Electra
Discos / Iker Piris & His Dual Electras

Electra

8 / 10
Kepa Arbizu — 17-08-2020
Empresa — El Toro
Género — R’N’B

En solitario, con banda o en formato trío. Todos son contextos propicios para que Iker Piris expanda, y desarrolle de manera brillante, su lenguaje musical favorito: el blues. Tras dejar de momento aparcada lo que es probablemente su manifestación más conocida en los últimos años, en compañía del grupo The Romanticos, ahora ha buscado, tras previa publicación de un álbum de manera individual (“Solo”), la alianza con una base rítmica conformada por los franceses Abdell B. Bop (contrabajista) y Andy Martin (batería). Juntos, invocan, con aptitud clásica pero definidos por su propia energía, la alargada sombra de un género que desde hace décadas no ha dejado de latir y de ser interpretado a lo largo de todos los rincones del planeta y bajo casi cualquier circunstancia imaginada.

Haciendo mención a la propia nomenclatura del combo, “Electra” (El Toro Records) inaugura en formato disco la andadura de una propuesta que, dada su propia configuración e idiosincrasia, encuentra de manera natural sus principales referentes en el sonido de Chicago. Un hábitat que alcanzarán todavía con mayor plenitud y rotundidad gracias a las esenciales aportaciones de unos invitados externos (Nico Wayne Toussaint, Greg Izor y Víctor Puertas) que completan el abanico instrumental necesario para dar mayor colorido al conjunto. Una ecuación de elementos de la que no se puede sacar al siempre efectivo Mike Mariconda, que en su labor de masterización sabe encauzar el resultado final hacia un vibrante escenario.

No cabe duda de que este trabajo es en sí mismo un excelente tratado de cómo manejar hoy día los preceptos tradicionales del género, pero también es mucho más, y precisamente está en ese aspecto adicional el desencadenante de su auténtico mérito y virtud. Porque casi como si de una experiencia didáctica se tratase, con el transcurrir de los cortes iremos descubriendo cómo, partiendo de esa raíz maestra, se pueden alcanzar diferentes tesituras e incluso conquistar, sin separarse un centímetro de la enseñanzas primigenias, la más rabiosa actualidad.

Será dentro de esa parcela ligada a las piezas más enteramente blues, en la que podemos incorporar la apuesta por el jazz-swing bailable que presenta “Dance”, donde nos encontremos con el paso elegante pero contundente que marca “The Bolt”, que impulsado por los soplidos de la armónica nos conduce por un terreno en el que todavía se pueden reconocer las huellas de Little Walter o Willie Dixon. Paseo que recrudecerá su energía, Elmore James o Magic Sam mediante, en paradas como “Out of Control” o que descenderá sus revoluciones convenientemente para ejecutar un tiempo lento y romántico (“I’m Gonna Move”) donde será el piano, con las teclas pulsadas por el espíritu de Otis Spann, quien ejerza de efecto detonante en aras de alcanzar esa explosión de sentimiento.

No es que haya nada que se salga ostensiblemente de las directrices clásicas en los ritmos más desenfrenados y juguetones de “Good Husband”, pero sí que su tempranera aparición en el repertorio nos hace pensar, como así se confirmará paulatinamente, sobre la intención contenida en el álbum de corretear entre diversos estilos y/o puestas en escena, alejándose del mero ejercicio de estilo. Pruebas más que fehacientes de ese propósito quedan reflejadas en “Helping Hand”, tema que deriva en un descamisado rock and roll que toma la esencia sureña de Fats Domino y el nervio diabólico de Little Richard, en los ardientes riffs de “Ain’t Just the Same” que hablan un trepidante idioma rockabilly o el lascivo rhythm and blues de “Let Me In”.

En pleno, y convulso, siglo XXI, y desde esta pequeña parcela situada en el suroeste de Europa, siguen sobrando motivos para entonar un blues, algo para lo que por supuesto se necesita talento, ingrediente del que -como lleva años demostrando- Iker Piris anda sobrado. Ahora, coaligado en formato trío, se muestra intenso y arrollador en su faceta tanto de respetuoso conocer de la leyes clásicas como de instigador a través de ellas de nuevas energías. Un disco que ejerce, en definitiva, de minuciosa radiografía del desbordante alma negra de este hombre blanco.

 

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