Fuet! echaron a andar en el pandémico 2020 con un EP formado por tres cortes de hardcore gritón y, sin hacer demasiado ruido, desaparecieron como tantas otras bandas de colegas sin más ambición que echar un buen rato juntos en el local. Si hasta el nombre de la banda parecía una broma… ¿Un embutido, en serio? A principios de 2023, sin embargo, se juntaron para dar un primer y último concierto en la Wurli de Madrid. O esa era su idea. El desparrame en la sala fue memorable, tan bestia que estos cinco amigos tuvieron una epifanía musical: no podían dejarlo. Tenían entre manos algo demasiado especial.
Desde ese volcánico concierto en la mítica sala pegada a la Gran Vía madrileña, el quinteto ha ido soltando sencillos, a cual más adictivo, en muchos casos acompañados por divertidos videoclips con afán paródico [no se pierdan ese “Becoming A Ghost” inspirado en las actuaciones en The Ed Sullivan Show y sus ‘alter egos’ de plástico en “Fo’ Sho’”]. Y con esos mismos sencillos, algunos reunidos en el EP “Doomed”, consiguieron colarse en macrofestivales como Tsunami Xixón y Mad Cool y, sobre todo, llamar la atención de mucha gente, incluidos medios como esta santa revista.
Uno tras otro, los sencillos grabados por tandas en los estudios Westline con Juan Blas (Nothink, The Big Bench, Terrible Idea Company) a los mandos, daban en el clavo y consiguieron generar unas expectativas muy altas que se cumplen solo a medias con el presente “Make It Happen”. Y digo a medias porque se echan de menos más temas nuevos —como “Make It Happen”, “THINK THINK THINK” y “Caramel”— después de tantísimos adelantos. Esta es mi única pega. Por lo demás, se trata de un extraordinario disco debut —¿o es una compilación con extras?— para fans de Refused y Turnstile repleto de momentos estelares como la citada “Make It Happen”, una burrada de puro hardcore con breakdown incluido; la pegadiza “LDG”, con esos deliciosos ecos surferos y coros de la escuela Turnstile; la emocionante “Doomed”, un medio tiempo con el cantante bordando un registro mucho más limpio; o la nostálgica “Glowing”, con el sentimiento de Touché Amoré en el punto de mira.
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