Marriage
Discos / Deap Vally

Marriage

7 / 10
Raúl Julián — 25-11-2021
Empresa — Cooking Vinyl
Género — Indie rock

La dupla formada por Julie Edwards y Lindsey Troy entrega el que es tercer álbum de Deap Vally, alargando así aquella senda iniciada hace ocho años con ‘Sistrionix’ (Interscope, 13) y continuada después con ‘Femejism’ (Nevado Music, 16). Un trazado que ya indicaba que las californianas nos eran precisamente una formación novedosa en cuanto a su oferta se refiere, pero que a cambio tenían otras virtudes en las que fijarse.

Lo suyo son los discos resultones de alma pop y mueca punk, pensados para el consumo de temporada en base a un buen puñado de canciones casi inmediatas. Una teoría refrendada a conciencia en el presente ‘Marriage’ (Cooking Vinyl, 21), incluyendo una docena de nuevas piezas con mayoría de funcionales y alguna que otra colaboración. En cualquier caso, este sigue siendo un trabajo cien por cien femenino que de algún modo recupera el espíritu del movimiento riot grrrl, apuntillando un sonido que en la práctica se sitúa cerca de formaciones como Royal Blood, Dum Dum Girls, Wairpaint, Blood Red Shoes, The Kills, Bleached, Courtney Barnett, Savages, Best Coast, The White Stripes o los añorados Yeah Yeah Yeahs. ‘Marriage’ es incapaz de albergar mayor pretensión que la de entretener, con esa pose macarra que no esconde el tino de sus autoras para dar con una melodía acertada o un estribillo pegadizo. Sucede de manera intermitente en las canciones más destacadas de la referencia en cuestión, caso de “Perfuction”, las irresistibles “I Like Crime” (con Jennie Vee) y “Phoenix”, el ramalazo intimista de “Give Me A Sign”, “High Horse” (con Peaches y KT Tunstall) o “Look Away” (con Jennylee), magnífico medio tiempo final que además se impone como auténtica joya de la corona.

Lo cierto es que Deap Vally siguen sin presentar absolutamente nada nuevo bajo el sol. Más bien al contrario: Edwards y Troy se dedican a exprimir una fórmula de sobra conocida, incluso un poco sobada estas alturas. Pero es incuestionable que ese plano lo trabajan bien y que, con frecuencia, resultan creíbles dentro de esa numerosa maraña de grupos que se mueven en coordenadas similares. Al menos lo suficiente como para completar un álbum disfrutable sin más.

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