Como un pasaje sonoro inédito que se despliega ante nuestros oídos, “Krisalida”, el cuarto álbum de ALAI, irradia una sensibilidad innata hacia la introspección y la evolución personal. En esta ocasión, la DJ y productora tolosarra explora nuevos matices emocionales y armónicos que, construidos junto a Hilan, evidencian su dominio del eclecticismo sonoro. Tras haber indagado en las capas más profundas de la experiencia femenina con su primer EP "Ozen" (2021); haber logrado encarnar el espíritu de club con "BARE" (2022) y posteriormente, alcanzar la perfecta armonía entre las raíces venezolanas y su inclinación por los ritmos rotos con "YUCA" (2024), "Krisalida" se revela como un proyecto donde convergen las texturas más íntimas de la electrónica y los atributos propios de nuevas corrientes generacionales provenientes del pop.
Esta metamorfosis creativa, compuesta por ocho tracks, invita a navegar por la expansión del ser —tanto en la esfera tangible como en la digital— y comienza con "Ángeles": una primera expedición donde la calidez de la guitarra acústica flota entre sonidos sintetizados, que avanzan hasta reinventarse. La voz de ALAI, protagonista de la narrativa del álbum, nos mantiene, de manera hipnótica, presentes mientras el pulso percusivo asciende en los últimos segundos. En un intento de acercarse al trance, nos hace rozar el umbral de la libertad: “Tengo ángeles que dicen que puedo salvarme…” Y de forma análoga, nos hace aterrizar en las profundidades del segundo sencillo, "final girl >", balanceándonos entre el sosiego y la inquietud en sus líneas melódicas.
El paréntesis del hilo que parece trazar el rumbo del álbum, llega con "TETAS", donde, en colaboración con la cantante NENU, hacen uso de texturas disruptivas y rompedoras —combinando paisajes electrónicos y ritmos contagiosos del reggaetón— para abordar el empoderamiento y la construcción de una identidad online. Tras este acto de celebración virtual de la libertad y la fidelidad, las siguientes canciones –tanto Loop3 como "rdj"– funcionan como puentes de respiro y sosiego. Atmósferas envolventes que, finalmente, abrazan el que fue el primer adelanto del álbum: "Hezurrak", donde ALAI regresa a su sonido más electrónico y melódico para afrontar el proceso de transformación que impregna el álbum.
“Hezurrak min ematen dute haztean, gauza asko utzi behar dira bidean…”, ese dolor de crecer y las miles de transiciones que viven intrínsecas al proceso de madurez, dan paso a un diálogo sobre una dualidad que resurge con fuerza en los últimos pasajes del disco. Expandiendo tanto el espectro sensorial como el sonoro, "Lotuta", producido y escrito junto a Sara Zozaya, se impone como un espacio acústico profundo y delicado que nos acoge y protege. El lenguaje armónico actúa como una corriente subterránea que conecta los distintos capítulos sonoros, culminado con la vía computacional "In Silico". Un epílogo que deja un cálido y perdurable eco en una era digital que se presenta tan palpable como el plano terrenal, a través del cual es posible crear y sanar, y donde ALAI se reinventa.
"Krisalida", un álbum que representa nuevas versiones de sí misma y que rebusca en el interior. Para dejarse traspasar, y quien quiera, dejarse acariciar las fibras más íntimas.
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