La de ayer fue una noche completa, en la que desde muy pronto la música de Transfer y el lo-fi de Crocodiles consiguieron superar etiquetas de teloneros y generar atención por si solos. Se notaban los fans entre el público e incluso hubo lugar para el cover ramoniano “Beat On The Brat” por parte del grupo de San Diego. Pasadas las diez de la noche llegó el momento de descubrir las telas que cubrían la batería de Jack Lawrence y los paneles de luz que tanto juego darían. Poco al uso, abrieron con “A Place To Hide” y todo apuntaba que, a diferencia de sus últimos conciertos en Inglaterra, esta noche habría más que dos temas de su debut “To Lose My Life”. Entre miradas serias, una pose taciturna y un vestuario impecable, llegó “Holy Ghost”, muestra del nuevo rumbo de la banda con "Ritual", en el que abundan beats más bailables y teclados, sacrificando la fuerza bruta y obscura de su anterior trabajo. Con reticencias quizás sobre cómo reaccionaría el público, el set list alternó temas de un y otro álbum. Así, “To Lose My Life” levantó el espíritu de una sala que no paró de saltar y alzar los brazos mientras coreaban letras imposibles sobre envejecer y morir juntos, como si fuera el más alegre de los cánticos. Los temas nuevos tuvieron buena acogida, aunque les faltara la chispa que encendiera la sala, como pasó con “E.S.T”, “Farewell To The Fairground” o “Death”.
La incorporación de un nuevo teclista y guitarra al grupo se notó más en el nuevo material, aunque el peso de la banda sigue recayendo en los ritmos contundentes de Lawrence y la dramática voz de Harry McVeigh. El bis llegó con “Unfinished Business”, “Power & Glory” con sus coros más propios de un tema de gospel y “Bigger Than Us”. Y esa mezcla de sensaciones en la que no puedes evitar reír al ver lo serios que White Lies se toman a ellos mismos y esa otra en la que durante hora y media has sentido el desamor, la fatalidad y el pesimismo tan a flor de piel como si fueras el mismísimo Edgar Allan Poe.
Debo decir que Marta ha definido muy bien la noche. Las bandas fueron en "crescendo", y con White Lies, después de un par de temas donde el sonido no jugó mucho a su favor, consiguieron crear un clima realmente bueno.
Aunque White Lies comenzaron con un pelín de retraso, vale la pena decir que por lo jovenes que son y en su primer concierto oficial en Bcn, dieron un recital d buenas sensaciones.De menos a más, que es como tiene que ser y con ganas y una intensidad digna de una banda muy madura.Yo les doy un 9 !!!