El deseo postergado
Conciertos / Vvv [Trippin'you]

El deseo postergado

7 / 10
Iñigo Basaguren-Duarte — 25-03-2024
Empresa — Noiz Lab
Fecha — 22 marzo, 2024
Sala — Sala BBK (Bilbao)
Fotografía — Eider Iturriaga

En diciembre, problemas de salud de uno de los componentes de VVV nos privó de poder disfrutar de la presentación de su nuevo disco "Vaciador" (Helsinki, 2023) en Bilbao. Tres meses después, con el ansia que despierta el deseo postergado, hemos podido ver como defienden en directo su último trabajo.

La noche empezó con una noticia recibida a mediodía, en la que se informaba que Alai no podría actuar, también por problemas de salud. Una pena, ya que hay buen recuerdo de su actuación el 29 de abril del año pasado en la Jimmy Jazz de Gasteiz, gracias al bolo que organizó la gente maja de Autotune o Barbarie, en la que también se pudo bailar con Benizze, Aerea y Elena Barker.

A las 20:30, puntual, salían al escenario los tres integrantes de VVV (o Trippin’ You, como gustéis), al mismo tiempo que lo hacía a escasos metros la procesión de Los Dolores, desde la iglesia de San Vicente, muestra de la gran oferta de rituales en los que buscar la catarsis colectiva e individual que ofrece nuestra ciudad. Vibrantes y solemnes ambas celebraciones, nos decantamos por el festín de electrónica radical mostoleña que nos ofrecía el trío.

Con una presentación más sobria que en anteriores ocasiones, pero con la misma actitud, fueron encadenando temas casi sin respiro. Es ahí donde la banda consigue crear la atmósfera idónea para el baile, cuando no dejan un segundo de silencio entre tema y tema. Pese a las condiciones de la sala, donde una separación impuesta entre público y músicos entorpecía la conexión, y a la ausencia de un warm up en condiciones consiguieron poner a tono a los presentes casi desde el principio. Los bailes postergados, aquellos que quedaron en suspenso en diciembre, explotaron y se apoderaron de la sala. Pese a los pequeños obstáculos antes mencionados, la unión entre todos los presentes ocurrió durante la hora que duró el bolo.

Fuera de la sala, aún extasiados, nos dimos de bruces con la procesión que habíamos descartado al principio de la noche. No nos pareció mala idea unirnos y recibir una dosis extra de espiritualidad, devoción y conexión, porque el caso es zambullirse en rituales y buscar la catarsis.

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