"So close your eyes and imagine this…" sales de tu trabajo precario solo una hora más tarde de las que cotizas. Aún hay sol en la calle. La brisa contaminada te refresca la cara. Caminas. Un guiri, dos guiris, tres guiris. Joder, ¡aparta! ¿es que no sabéis caminar, o qué? Un mensaje de tus colegas. ¿Tomamos algo en un rato? Miras la hora. Siete y poco. 4 de noviembre. Hoy hay un concierto organizado por Oval, esa promotora de tres amigos que básicamente se dedica a alimentar las salas pequeñas, medianas y más autogestionadas de Barcelona de avant-pop. La resistencia. Un rayito de luz entre la programación dictada por los másmacrofestivales. Aunque bueno, les están empezando a poner ojitos. Contradicciones. ¿Qué le vamos a hacer? Por lo menos esta noche traen a las de Copenhagen. Sold out de Smerz en la 2 de Razzmatazz. Hay cosas que hacen mejor hasta un martes.
Todos os arreglais en diferentes partes de la ciudad. Faldita roja y una blusa del Humana. Os vereis en un rato. Metro. Bus. ¡Piiii! ¡Hostia con los taxis! Un par de birras. Una más. Y ya estáis subiendo las escaleras de Razz. La sala está a reventar. Una concentración de modernas de capital / con capital. El artículo de The Guardian hizo su efecto. Barra. Baño. Mira, ¿ese no es tu ex? Ex, por decir algo. Un par de empujones. ¡Hombre, hola! ¡Cuanto tiempo! Sí, sí. Bueno hablamos. ¿Quien era? No me acuerdo de su nombre, pero ¿le has visto los zapatos? Ew. Luz tenue. No habéis llegado para la telonera. No pasa nada. El mejor disco de petardas de conservatorio está a punto de sonar. Distorsión suave y una batería desnuda. Henriette Motzfeldt y Catharina Stoltenberg encima del escenario. Cortinillas plateadas del PartyFiesta. Con una parsimonia y languidez hipnótica Stoltenberg se coloca delante del micrófono. Ángulo perfecto para que el ventilador mueve su larga melena durante todo el concierto sin despeinarla. Una delicadez que solo se tiene viniendo de familia de dinero. Primer tema acabado. BIENVENIDOS A LA VIDA DE CIUDAD GRANDE. No se vuelve a dirigir al público.
Sintes de "Big City Life". Piano. El sonido no parece poder llenar la sala. He escuchado que han roto. SHHH!!! Bueno, es que ya no se puede comentar nada durante un concierto. ¡QUE OS CALLEIS! One, two, three, four, five, six, fix. "Feisty" empieza en una versión ¿acústica? No oigo. Vuelve a empezar ¡ahora sí! Pero no acaba de calar como en el disco. La gente de verdad que no se calla. Entra el piano de "A Thousand Lies". Te mece. Todo parece fácil cuando las miras. El juego de teclados sigue. "Big Dreams". Un minimalismo que se cruza con el violín de Motzfeldt. Entra la bateria. Tienen razón. Casi te olvidas de estar como una sardina enlatada.
Bajos resonando. Eres una chica en la ciudad y no deberías pensarlo dos veces. Tan seductora. La ciudad es tuya, las calles te pertenecen. Los graves del piano suenan tan femeninos. "Roll the dice". Eres una profesional. Y si te aburres, coges la chaqueta y te largas. Vaho eléctrico. "DREAMS". Sueña conmigo. Evitas el contacto visual. Crece en ti. Crece en el público. Te sientes como la primera calada de un vape watermelon ice. Uh Ah. Rodeame con tus brazos. Toda una sala esperando este momento. Como una misa urbana a cantar la balada de Las Vegas. "You’ve got time, and I’ve got money". Tu lo segundo claramente no. Lo primero tampoco demasiado. Va venga, callad ya. Durante los 50 minutos que dura el concierto (casi) todo tiene sentido. Los alrededor de mil asistentes os contoneais como uno solo. O como si estuvierais solos. Podría ser una sala aterciopelada. Pero solo es decadente, e industrial. Cantáis a pleno pulmón. "I wanna see you naked mm, mm, mm" Balada del año. Aplausos. ¡Aplausos!! Adoras tu vida en la gran ciudad.

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