Cuidando a los suyos
Conciertos / Sen Senra

Cuidando a los suyos

8 / 10
Álex Jerez — 17-01-2022
Empresa — Sonido Muchacho
Fecha — 13 enero, 2022
Sala — WiZink Center, Madrid
Fotografía — Sharon López

“Cada vez que veo el destino, ya estoy pensando en el siguiente”, relata Christian en una de las proyecciones de su concierto debut en el WiZink Center de Madrid. Ese que todos los medios se han encargado de nombrar, y renombrar, una y otra vez como “el concierto más importante” de la carrera del artista. Y por supuesto que supone un enorme hito para alguien con una propuesta tan intimista, que vive escondido en su guarida emocional, que juega a amasar las pequeñas cosas de la vida para sacar lo mejor de ellas. Alguien que perdió hace tiempo el pudor a contar a su público sus sentimientos más puros, pero a su vez conserva una asombrosa y encantadora timidez. Pero, aún así, visto lo que Sen Senra alcanzó en su paso por el WiZink podemos afirmar que es capaz de dar muchísimo más y que esto es solo el comienzo de un salto estratosférico en el que queda mucho por pulir. Lo bueno es que es un artista ambicioso y detallista que sabrá crecer hasta el infinito. Anoche ya se observaron una acumulación de buenas decisiones que reflejan su enorme trabajo e implicación. Disfrutamos de un repertorio lleno de talento y canciones brillantes que nos han hecho llorar en más de una ocasión en los últimos años y nos han ayudado a sanar. Lástima, eso sí, que ese gigantesco vínculo emocional que suele conseguir con cada entrega musical que ve la luz, y esa conexión casi astral que posee con sus fans, haya estado demasiado escondido en un directo que pedía una entrega mayor por ambas partes. Evidentemente abrir las puertas de tu refugio a 8.000 personas y atender a todas como si fueran invitados VIP no es una tarea fácil.

Se apagaron las luces y el público gritó como si el fin del mundo estuviera a punto de llegar. Sacaron sus móviles, nerviosos encendieron sus cámaras con la incertidumbre de qué podría pasar. Cómo comenzaría ese concierto que tanto tiempo Christian lleva forjando para que fuera lo mejor posible. Iluminaron el espacio y, finalmente, el artista salió completamente vestido de negro y con gafas de sol para protegerse. El primer bloque de canciones fue prácticamente un homenaje a ese Sensaciones que tantas alegrías le ha dado. Con un ritmo pausado, sin prisas y sin la intención de generar un pronto impacto en el público. Sen prefirió retrasar la llegada de los hits y apostar por una primera entrega que relatara las bases de su universo creativo. Se deslizaba por el escenario como si estuviera en su propia habitación para sacar de su cuerpo confesiones tremendamente personales. Por allí pasaron “Nos dará alas”, “Como el fuego”, “No me sueltes más” o “Como sacude”. Una potente sencillez y un repertorio, agradecido para los más fans, que acompañó eso sí de minimalistas y atractivos visuals que hicieran crecer la propuesta. A destacar esa enorme bola de fuego premonitoria que terminaba dejándole a él consumido en la absoluta sombra.

Sin embargo, un inicio así apagó la llama de muchos enfurecidos que deseaban corear y gritar para desahogarse desde el comienzo. Ahogando la adrenalina y el impulso de un público que se podría haber dejado la piel si hubiera sonado alguno de esos temas que le han convertido en una de las grandes estrellas de la música actual. Pero bueno, tocaba tener paciencia y escuchar la “nueva Biblia”.

“Da igual lo que opine la gente”, coread conmigo por favor. Le pedía al público en una de las pocas veces que se comunicó con los asistentes para recordarles que todo esto lo hace por ellos. Llegaría “Sublime” con un vistoso juego de pantallas, grandes coros entre la pista y los primeros bailes. Tras ella, una emocionante “Me valdrá la pena” confirmó que Sen Senra funciona increíble cuanto más pequeña es su propuesta. Sabe hacer auténtica magia mirando a los ojos, sin moverse, siendo directo y descargando verdad. “Se viene disco este año”, gritaba a los asistentes dando la exclusiva y generando expectativas de que algo inédito pudiera sonar. “Globo” y “Por Ti”, dos de sus más recientes lanzamientos, funcionaron de lujo. Lástima, eso sí, no poder ver a Julieta Venegas de invitada cantando con el artista o, al menos, en pantalla. Nos tuvimos que conformar con escuchar su voz en forma de reproducción. Sin lugar a duda, “Tumbado en el jardín viendo atardecer” se convirtió en el gran tema de la cita. Y no solo por lo bien que suena en directo en todos los sentidos, sino porque sería la primera vez que veríamos verdaderamente ese feeling entre Christian y el público que tanto estábamos esperando. Tras él, pasó lo que todos pensaban que podría ocurrir y nos regaló en primicia el nuevo tema que sacará en un par de semanas. “Frío, por la noche solo siento frío”, lanzaba paseándose por un fondo plano de tonos pasteles que podría estar inspirado en Monet al estilo de lo último de Dave.

sen senra wizink madrid interior

“Cuida lo tuyo, cuida de los tuyos. Cuida la imperfección, no te compares”, contaba al público en un pequeño y poético mitin que ofrecía llegando al final del concierto. Una “Euforia” que se convertía en una de las canciones estrella de la noche, “Tienes reservado el cielo”, un agradecido “Perfecto”, un poco descafeinado “Wu Wu” y la aparición de un gran solo de batería de Xoan Domínguez (Blanco Palamera) como parte de una banda que nunca llegó a presentar el artista. A partir de ahí, poco más se le podía pedir al concierto. Sacó a relucir su lado más guitarrero metiendo caña en esa maravilla que es “Un puñao de sensaciones” y llegaba al cierre agradecido por todo este privilegiado viaje. “Madrid gracias por venir. No lo voy a olvidar nunca, vamos a tocar el cielo y nos vamos”, firmaba la despedida dando paso a la reciente “Te va a ser mejor”. La gran ausente de la noche fue “Qué facilidad” y la esperanza perdida de que Pucho se subiera al escenario. La gran victoria que haya salido airoso de un reto tan grande, poner sobre la mesa la espectacular masa de temazos que tiene acumulados hasta la fecha y demostrar una vez más que nada, ni nadie, lo puede parar.

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