Esperarse algo digamos convencional del primer concierto de la gira de rusowsky era un tremendo error. El músico inició su gira europea ofreciendo un concierto en el Movistar Arena donde nuestra imaginación se quedó corta ante nuestro protagonista con una peluca, entre SIA y Hannah Montana, y una gran cantidad de canciones cantadas por él a la guitarra. Aunque no fue el único instrumento que tocó, demostrando que, además de ser uno de los mejores productores de la nueva ola española, un piano de cola y teclados lo convierten en un gran multinstrumentista.
El concierto comenzó con un Rusowsky acompañado de un sexteto coral y una banda con doble percusión para interpretar “Johnny Glamour”. Reservando la sorpresa tomatera para cerca del final con un remix electrónico de “Kusha Las Payas” por “Aserejé”, acompañado de las hijas del fruto rojo, que demostró la inteligencia del fuenlabreño para resucitar leyendas que pecan de juguetes rotos, pero con auténticos himnos intergeneracionales.
Su sonido, que fusionó nostalgia con las últimas tendencias electrónicas que él mismo está asentando, comenzó con un rusowsky más orgánico y tremendamente humano, que dejó el espectáculo para la segunda parte del concierto. Antes de comenzar a interpretar “ALTAGAMA” entre efectos electrónicos y la intimidad de unas cuerdas, ante un “estamos teniendo un problema técnico, vaya comienzo de puta madre”, pudimos percibir la vulnerabilidad de quien parece no haberse permitido soñar hasta hace bien poco. Quizás sea ese sentimiento de pertenencia negada y construcción de un imperio propio lo que hace a un artista tan diferente, ser uno de los mayores exponentes de una generación marcada por las disidencias y la ambición personal.
Además, este imperio lo construyó a base de amistad genuina entre ahora compañeros de profesión que se salen de la norma. Colegas con los que compartía pisos precarios y ganas de hacer música. En “Project tu culo” ideó una oda a su familia escogida, su colectivo Rusia IDK, antes de abrir paso al que junto al ruso se ha convertido en la mayor estrella del grupo. Fueron tres las canciones que cantó con su hermano Ralphie Choo. “GATA”, “BBY ROMEO” y “Dolores” hicieron que el público se rindiera ante una de las parejas artísticas del momento. Aunque no fue el único miembro de Rusia IDK que participó de la fiesta. También un TRISTÁN! enmascarado acabó por unirse a la performance del ruso interpretando “Cell”.

Las colaboraciones sobre el escenario no se limitaron a las ya comentadas, Latin Mafia se subió con ellos a cantar un “neo romeo” que pasó sin pena ni gloria poco antes de subirse La Zowi a interpretar “sukkKK!!” y ofrecer uno de los momentos más sudoros de la velada sampleando el papichulo. Entre ambas colaboraciones se reservó el “Liit” de Çantamarta como única cover de la noche.
“Llegó el momento que estabais esperando” sentenció rusowsky antes de volver el escenario amarillo y prender definitivamente la llama de una fiesta que entre momentos íntimos y upbeats limitados se hacía de rogar. Con “malibU” los pogos se volvieron definitivos y las ganas de sacudir energías no volvieron a contenerse, siguiendo el ritmo de saltos agorilados que el intérprete ofreció desde el escenario.
Le sucedieron “pink + pink”, “So So” y “Valentino”, con la que cerró el concierto tras presentar a su banda. Sensaciones extrañas se acumulaban en el público. Desde la adoración hasta la incerteza de lo que acabábamos de presenciar acostumbrado a traperos sin atrezzo o sesiones electrónicas convencionales que encontraron en rusowsky un producto inclasificable que bebe de pasado, futuro y una gran cantidad de géneros distorsionados. Ritmos que van de la bachata al techno, pero donde es capaz de aglomerar una visión propia muy reconocible. Para algunos un friki, para otros un visionario. Lo que está claro es que rusowsky es un artista irrepetible, capaz de marcar la diferencia a base de performar su rico y único universo interior.

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