Feísmo bien

Conciertos / Ojete Calor

Feísmo bien


7 / 10
Fran González
 — 01-10-2023
Empresa — Baltimore
Fecha — 30 septiembre, 2023
Sala — Área 12, Alicante
Fotografía — Fran González

“De momento, todo va según lo previsto”, decía un ácido Carlos Areces, de espaldas al público mientras capeaba junto a su compañero de batallas, Aníbal Gómez, un fallo técnico que frenaba en seco el arranque de su concierto. Un problema menor cuando se posee una inusitada capacidad para reírse de uno mismo, permitiendo así que su ironía, rapidez y absurdo hagan el resto y contribuyan a facilitar una airosa huida ante cualquier gaje del oficio. Los asistentes, por su parte, continuaban en éxtasis tras el precalentamiento del show, protagonizado por un popurrí de caspa en el que cabía literalmente de todo (desde el “Un Pueblo Es” hasta el “Y Yo Te Besé” de Jesús Vázquez, pasando por el genuino rap del IES Antonio de Mendoza) y que logró avivar con éxito los deseos del graderío por recibir su respectiva ración de feísmo.

Sus voces se hermanaron para rendir el primer tributo de la noche (y, por supuesto, no sería el último), con un atronador “Sigo Siendo el Rey” a dúo que les serviría para tentar las constantes vitales de un público que, ahora sí, demandaba que se abriera cuanto antes esa lata de hits imperecederos y coreablemente inmortales que llevan más de una década atesorando en su repertorio. Esas letras cargadas de dardos astutos y sarcasmos furtivos que uno no puede evitar acompañar, mientras se deja llevar por los ritmos de una verdad bien dicha y un ineludible retrato social con bases techno. Porque si algo define el provocador hacer de Ojete Calor es esa habilidad suya para meter el dedo en la yaga con encanto bobalicón y mala sombra aldeana, ya bien sea a fin de alimentar la rivalidad entre ciudades (Elche-Alicante), denigrar el hipsterismo básico (“Vintage”), llevar al límite de lo incómodo los prejuicios de los asistentes o pintarle la cara a más de uno con ellos (“Extremismo Mal”).

Tras un medley bajonero en el que pusieron a prueba las tragaderas del respetable (con Enrique y Ana, Álex Ubago o Bertín Osborne entre otros special guests), el show comenzó a mostrar sus colores más locos, haciendo por fin gala del indiscutible legado de sarao y verbena kitsch por el cual sus actuaciones son tan recordadas. Desde un homenaje a Laura Palmer, envueltos en plástico y con letra de Nek (“Laura No Está”), hasta un sonoro tartazo a un sacrificado voluntario, encargado de honrar así, y entre disfraces de Frozen y nata explosiva, los quince años, cuatro meses y tres días que Ojete Calor llevan izando la bandera del tontipop con orgullo y cosica. Un agobiante twerking con un gorila gigante ponía el broche a “Vete a tu casa (Freed from Desire)”, dando pie a que aconteciera sobre el escenario un trío de ases (“Agapimú”, “Tonta Gilipó”, y una casi catártica “Viejoven”) para el cual estábamos reservando nuestras energías. Si quedaba alguna ceja levantada capaz de querer poner la puntilla en lo sucedido, desde luego no se la escuchó.

Divertidos como pocos, Carlos y Aníbal (convertidos en ocasiones casi en unos Faemino y Cansado del subnopop) consiguieron que saliéramos de aquel inhóspito polígono alicantino con tantas agujetas en los carrillos (de reír) como dolor en los tobillos (de bailar) y olvidarnos por un rato de esa necesidad imperante e inherente al ser humano de querer siempre tomarse la vida demasiado en serio. Dos soldados del amor, capaces de mucho con apenas nada, y dispuestos a hacernos partícipes de su enfermiza y surrealista ecuación a golpe de cachondeo, mamarrachismo y deliciosa mezquindad pop.

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