J, Florent y un pianista
Conciertos / Los Planetas

J, Florent y un pianista

7 / 10
Raúl Julián — 22-10-2021
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 20 octubre, 2021
Sala — Ifema Madrid Live
Fotografía — Víctor Moreno

Los Planetas se encuentran, en la actualidad, girando bajo la algo vaga descripción de ‘Concierto Esencial’. Al menos, esa parte inamovible del grupo granadino en la que militan J y Florent, únicos miembros fundadores que a día de hoy mantiene la formación y que, en esta ocasión, se hacen acompañar de un pianista con el que completar la fórmula y reimaginar sobre el escenario parte del repertorio del grupo. Un trazado que ambos músicos llevan liderando desde que viese la luz aquel EP titulado ‘Medusa’ (Elefant, 93), primera muestra, aún primigenia, de un grupo que comenzaban a escribir aquella historia que terminaría siendo la del más determinante del indie patrio.

Un movimiento arriesgado por parte de los autores, que bien podría estar motivado por esa inquietud siempre latente en su creatividad, pero también responder a una necesidad (la motivada por la pandemia) concretada en una gira con menor esfuerzo logístico. Fuera como fuese, el trío se presentaba en el Palacio Municipal de IFEMA sin agotar entradas y a pesar de la curiosidad que el formato había generado en seguidores de toda la vida y también en algún fan de nuevo cuño. Tras la abrupta y poco memorable actuación de los catalanes El Último Vecino –mejorada en su tramo final– y cuando el reloj ya pasaba de las 22.30h., el trío tomaba finalmente el escenario. “Los poetas” inauguraba una probatura que, a la largo de apenas hora y media, dejó resultados diversos, con J ejerciendo como cantante (cada vez más aflamencado) y guitarra, Florent disfrutando entre su mundo de distorsiones, atmósferas, pedales y expresividad a la guitarra, y el pianista David Montañés siguiendo la pauta que marcaba cada una de la elegidas. Unos y otros optaron por concretar versiones ralentizadas con respecto a las originales y que, en la práctica, disfrutaron de diferentes destinos.

Porque el ‘concierto esencial’ de Los Planetas fue una montaña rusa de suertes, con momentos plenos en emoción en los que el ese elemento externo concretado en el piano aportó solemnidad y una favorecedora elegancia adicional, pero también otros desconcertantes en la propia deconstrucción de las canciones, además de algún instante (muy puntual) de indignación ante el devenir de ciertos temas. Entre las bien paradas del invento quedaron “Corrientes circulares en el tiempo”, la reciente “Alegrías de Graná”, “Línea 1”, una intensa “Santos que yo te pinté”, “Alegrías del incendio”, “David y Claudia” o la final “Islamabad” como único añadido en los extras. En la esquina contraría se situarían piezas desfavorecidas por el formato, caso de “Segundo premio” –difícil entenderla sin la batería de Eric Jiménez atravesándote de arriba a abajo– y, sobre todo, una “Qué puedo hacer” convertida en corte juguetón e inofensivo capaz de desdibujar su misma esencia. Por el camino y a media distancia entre uno y otro extremo se situaron “Amanecer”, “Si estaba loco por ti” o “Ya no me asomo a la reja”, disfrutadas entre cierta confusión no exenta de atractivo.

Hace casi tres décadas que adoptamos a Los Planetas en nuestras vidas, y sucede que muchas de esas canciones quedaron grabadas a fuego en el imaginario propio, asociadas a momentos hasta el punto de considerarlas en propiedad. Una singularidad sin duda condicionante a la hora de enfrentarse a esta nueva lectura, en una mutación planetística que dejó un concierto irregular que alternó instantes especiales con otros algo incómodos. Una tesitura caprichosa que, por otro lado, ha sido siempre parte “esencial” de un grupo al que es tan fácil amar como odiar, en ambos casos con pasión desmedida.

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