Lori Meyers y su propia realidad

A la una de la noche, poco más de una hora tras finalizar el concierto de Lori Meyers en Barcelona, muchos seguidores ya escribían en el Facebook de la banda lo especial de esta cita. Muy agradecidos, repasaban los momentos estelares de la noche, que incluyen la presencia de Santi Balmes  y
Julián Saldarriaga en “Luciérnagas y mariposas”, el lanzamiento de cintas deportivas ochenteras, un final aflamencado de “Alta fidelidad” o la proyección casi en exclusiva de su nuevo videoclip. Sorpresas que no desvían la atención de lo más importante: Lori Meyers son una de las bandas con más talento y ganas de nuestros escenarios.

Y es que es cierto que la Ciudad Condal ya les tenía ganas tras la cancelación del concierto en noviembre, pero aún así, los granadinos no dieron nada por sentado y sudaron la camiseta como el primer día, o incluso más. La noche empezó poco al uso, recuperando el clásico de su primer disco, “Viaje de estudios” y a partir de ahí, repaso por sus discos anteriores –un guiño a sus fans primerizos- e intercalando temas de su reciente trabajo, “Cuando el destino nos alcance”, recibido no sin polémica. Aunque las críticas negativas tuvieron poco peso cuando la sala entera se desgañitó con el estribillo de “¿A-ha han vuelto?” “nos falta pista de baile para bailar tu canción...”. Pocas baladas –tan solo “Sus nuevos zapatos”- y mucho pop guitarrero. Tras cantar al unísono y los bailes robóticos de Noni, llegó el primer bis, en el que no podían faltar “Luces de neón” y “Dilema”, además de una versión de Antonio Vega, “Esperando nada” incluída en el disco homenaje al artista. Y dicen que todo lo bueno se acaba, pero para los fans que llenaron la sala Apolo todavía quedaba más, y el grupo reapareció en un segundo bis en el que sorprendieron con otra versión, “La caza” de Juan y Junior. “Mi realidad” puso fin a una noche en que los asistentes quedaron empapados y no solo de la lluvia.