Les Trans Musicales de Rennes
Conciertos /

Les Trans Musicales de Rennes

-- / 10
06-12-2007
Empresa — TM
Fotografía — Archivo

Aunque no sea una de las citas europeas indispensables (sin ir más lejos, los carteles de nuestros grandes eventos suelen superar cualquiera de las selecciones de este veterano festival, que este año cumplía sus veintinueve años de trayectoria), no cabe duda de que siempre es recomendable pasearse por los diversos escenarios de Les Trans. ¿Cuál es el motivo? Muy sencillo, su lista de participantes suele fijarse más en los artistas nuevos aún por debutar en larga duración, o que quizás lo han hecho hace poco, más que en los artistas más populares o más masivos. Digamos que tienen más o menos buen ojo, aunque haya que espigar bien el cartel y ver tantos artistas como sea posible (les conozcamos o no) para no quedarnos con artistas meramente anecdóticos. Como cada año, estos últimos eran legión. Desde Dj’s bravucones que se lo pasan en grande a base de gabba (Subversive Boy) a hombres orquesta (Prins Nitram, un tipo capaz de tocar la batería y el bajo al mismo tiempo, aunque a su lado Bog Log III sea un maestro de la composición), pasando por artistas imaginativamente grises como My Federation, Twisted Charm, The Willowz, Jamie Woon (cierto, le ha remezclado Burial, pero recuerda demasiado a un Craig David metido a cantautor para que le hagamos caso) o los ya conocidos The View. También suele haber un buen puñado de freaks, entre los que podemos citar año tras año a Big Buddha (Dj especializado en músicas del mundo, lo que suele incluir rock urbano sudamericano e incluso jotas aragonesas). Podríamos continuar con Tiny Masters Of Today, el grupo que Russell Simins con Ivan y Ada, un chico de trece años y una niña de once que se encargan de tocar la guitarra, el bajo y cantar en clave lo-fi como si quisieran ser unos Noise Addict, pero que acaban resultando entrañables como un ensayo de Hanson o Radish. Eso sí, su “Hey Mr. Dj” se puede disfrutar si uno le echa ganas. Algo freaks también son, aunque la fórmula les funcione cosa mala, Rodrigo y Gabriella, dúo mexicano residente en las Islas Británicas que se mete a la gente en el bolsillo con dos acústicas, técnica speed metalera, mucho desparpajo y, entre alguna pieza propia, versiones de Pink Floyd, The White Stripes, Metallica o Led Zeppelin. Quince minutos bastan, aunque en Londres ya reúnen a dos millares de personas a base de fiesta. Y no debemos olvidarnos de los neoyorquinos The Glass, responsables de un hit más que efectivo, “Come Alive”, y de un restante repertorio que no mata, pero que defienden con una cara dura que tira de espaldas (empezaron tocando sobre un tema de Bloc Party y acabaron enseñando los calzoncillos). Algo mejor se desenvuelven Metronomy, trío electrónico-rockero que nos acababa de visitar (precisamente como invitados de Bloc Party) y que divirtieron. Del resto del cartel, casi alcanzaron la categoría The Ting Tings (de Manchester, con pequeñas hits electropop), los griegos Imam Baildi (fusión de electrónica y música tradicional griega), Dan Deacon (sufrió los únicos problemas de sonido del festival y mereció mejor suerte, sobre todo atendiendo a sus discos), Girl Talk (se dedicó a corretear por el escenario, jugar con el mouse de su Mac como si estuviese pinchando y a invitar a unos cuarenta cafres a hacer lo propio sobre el escenario) o los popularísimos (allí) franceses The Do (Les Rita Mitsouko adaptados a las formar de 2007). Es cierto que Les Trans es lo que es en parte gracias a esa selección, pero también destaca por hacernos pasar grandes momentos. Y este año los hubo, si no muchísimos, por lo menos bastantes. El cálido escenario de La Cité vio como las actuaciones de Kate Nash y Candie Payne se quedaban muy atrás con respecto a sus ya desequilibrados discos, pero también sirvió de marco ideal para la actuación de los holandeses The Ex junto al saxofonista etíope Getachew Mekuria y una sección de vientos de acompañamiento. Dos generaciones unidas (Mekuria ronda los setenta y cinco) dejándose llevar por la música y combinando jazz y guitarras con resultados más que excitantes. Quizás el etíope tuvo demasiado protagonismo, pero acabó ganándose a la audiencia con su música y, sobre todo, con su entrañable simpatía. La organización recomendó no perderse la actuación de unos The Heavy que prometían más. Su vocalista –efectivo en esas funciones- tiene poco de carismático y más que a soul vibrante sonaron a unos Living Colour en clave pop. Von Südenfed cayeron del cartel debido a su disolución, con lo que los grandes triunfadores del jueves 9 fueron Galactic, una banda de soul y funk de New Orleans que contó, como vocalistas, con los raperos 2NA (Jurassic 5), Lyrics Born y sobre todo un Boots Riley (The Coup) que ganó por goleada a sus competidores. En segunda posición quedaron los también estadounidenses Love Trio (con el bajista de Brazilian Girls y el batería de Tom Waits en la formación), que contaron con el mítico toaster U-Roy como vocalista. No hubo tantos artistas hip hop como en años anteriores, pero destacaron Yo Majesty (old school eficaz y de bases desnudas) y Santogold (su inminente primer larga duración promete mucho, con producciones de lujo a un paso de M.I.A; eso sí, su directo fue mucho más pop de lo esperado). Fujiya & Miyagi ofrecieron una de sus habituales actuaciones, sin aspavientos y sin decepciones. A lo que nos tienen acostumbrados, vamos, eso sí tanto Boys Noize como Simian Mobile Disco superaron las expectativas de lo que nos habían ofrecido en otras plazas. Triunfaron frente a un recinto lleno y con la energía al once desde los primeros minutos. El “Hustler” de los segundos caldeó el ambiente como nunca antes. Antes, Modeselektor habían ofrecido quizás el más variado de los directos de esa noche, por lo menos mucho más que el de Mixhell, el proyecto de electrónica de garrafón de Igor Cavalera (Sepultura) con su mujer. El brasileño se atrevió a tocar baterías reales sobre las bases digitales de su esposa, lástima que el resultado acabase siendo más que nada una curiosidad. Quienes también ofrecieron un directo a la altura de un evento de estas características fueron los británicos South Central, una avalancha de rock bailable a medio camino entre la generación new rave y los Primal Scream más brutos. Su fuerte es el directo, aunque las canciones se queden a medio gas y lo que mande sea su aplastante sonido. Eso sí, tienen gusto y acabaron versioneando el “Higher State Of Conciousness” de Josh Wink. Igualmente recomendable fue la puesta en escena de los mancunianos The Whip, quienes demostraron ser unos maestros a la hora de manejar el tempo de su show. Empezaron como si de Doves o New Order se tratase, para ir despegando a base de electrónica y excitar a la audiencia con subidones dignos de Chemical Brothers. De momento “Trash” y “Sister Siam” son dos hits a tener en cuenta. Y si algo no le falta al escocés Calvin Harris son precisamente eso, hitazos. No estamos hablando de las piezas que ha escrito para Kylie Minogue (ambas algo grises), sino de “Merrymaking At My Place”, “Acceptable In The Eighties” o “The Girls”. En directo las canta más bien mal, pero gracias a una banda jovencita, pero sólida, su concierto acabó haciendo saltar hasta al apuntador. Para acabar, solamente destacar la excelente puesta en escena de Etienne De Crécy, que apareció en el centro de un inmenso cubo tridimensional sobre el que se proyectaban juegos de luces geométricos que sorprendieron por su imaginativa sencillez.

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Aunque no sea una de las citas europeas indispensables (sin ir más lejos, los carteles de nuestros grandes eventos suelen superar cualquiera de las selecciones de este veterano festival, que este año cumplía sus veintinueve años de trayectoria), no cabe duda de que siempre es recomendable pasearse por los diversos escenarios de Les Trans. ¿Cuál es el motivo? Muy sencillo, su lista de participantes suele fijarse más en los artistas nuevos aún por debutar en larga duración, o que quizás lo han hecho hace poco, más que en los artistas más populares o más masivos. Digamos que tienen más o menos buen ojo, aunque haya que espigar bien el cartel y ver tantos artistas como sea posible (les conozcamos o no) para no quedarnos con artistas meramente anecdóticos. Como cada año, estos últimos eran legión. Desde Dj’s bravucones que se lo pasan en grande a base de gabba (Subversive Boy) a hombres orquesta (Prins Nitram, un tipo capaz de tocar la batería y el bajo al mismo tiempo, aunque a su lado Bog Log III sea un maestro de la composición), pasando por artistas imaginativamente grises como My Federation, Twisted Charm, The Willowz, Jamie Woon (cierto, le ha remezclado Burial, pero recuerda demasiado a un Craig David metido a cantautor para que le hagamos caso) o los ya conocidos The View. También suele haber un buen puñado de freaks, entre los que podemos citar año tras año a Big Buddha (Dj especializado en músicas del mundo, lo que suele incluir rock urbano sudamericano e incluso jotas aragonesas). Podríamos continuar con Tiny Masters Of Today, el grupo que Russell Simins con Ivan y Ada, un chico de trece años y una niña de once que se encargan de tocar la guitarra, el bajo y cantar en clave lo-fi como si quisieran ser unos Noise Addict, pero que acaban resultando entrañables como un ensayo de Hanson o Radish. Eso sí, su “Hey Mr. Dj” se puede disfrutar si uno le echa ganas. Algo freaks también son, aunque la fórmula les funcione cosa mala, Rodrigo y Gabriella, dúo mexicano residente en las Islas Británicas que se mete a la gente en el bolsillo con dos acústicas, técnica speed metalera, mucho desparpajo y, entre alguna pieza propia, versiones de Pink Floyd, The White Stripes, Metallica o Led Zeppelin. Quince minutos bastan, aunque en Londres ya reúnen a dos millares de personas a base de fiesta. Y no debemos olvidarnos de los neoyorquinos The Glass, responsables de un hit más que efectivo, “Come Alive”, y de un restante repertorio que no mata, pero que defienden con una cara dura que tira de espaldas (empezaron tocando sobre un tema de Bloc Party y acabaron enseñando los calzoncillos). Algo mejor se desenvuelven Metronomy, trío electrónico-rockero que nos acababa de visitar (precisamente como invitados de Bloc Party) y que divirtieron. Del resto del cartel, casi alcanzaron la categoría The Ting Tings (de Manchester, con pequeñas hits electropop), los griegos Imam Baildi (fusión de electrónica y música tradicional griega), Dan Deacon (sufrió los únicos problemas de sonido del festival y mereció mejor suerte, sobre todo atendiendo a sus discos), Girl Talk (se dedicó a corretear por el escenario, jugar con el mouse de su Mac como si estuviese pinchando y a invitar a unos cuarenta cafres a hacer lo propio sobre el escenario) o los popularísimos (allí) franceses The Do (Les Rita Mitsouko adaptados a las formar de 2007). Es cierto que Les Trans es lo que es en parte gracias a esa selección, pero también destaca por hacernos pasar grandes momentos. Y este año los hubo, si no muchísimos, por lo menos bastantes. El cálido escenario de La Cité vio como las actuaciones de Kate Nash y Candie Payne se quedaban muy atrás con respecto a sus ya desequilibrados discos, pero también sirvió de marco ideal para la actuación de los holandeses The Ex junto al saxofonista etíope Getachew Mekuria y una sección de vientos de acompañamiento. Dos generaciones unidas (Mekuria ronda los setenta y cinco) dejándose llevar por la música y combinando jazz y guitarras con resultados más que excitantes. Quizás el etíope tuvo demasiado protagonismo, pero acabó ganándose a la audiencia con su música y, sobre todo, con su entrañable simpatía. La organización recomendó no perderse la actuación de unos The Heavy que prometían más. Su vocalista –efectivo en esas funciones- tiene poco de carismático y más que a soul vibrante sonaron a unos Living Colour en clave pop. Von Südenfed cayeron del cartel debido a su disolución, con lo que los grandes triunfadores del jueves 9 fueron Galactic, una banda de soul y funk de New Orleans que contó, como vocalistas, con los raperos 2NA (Jurassic 5), Lyrics Born y sobre todo un Boots Riley (The Coup) que ganó por goleada a sus competidores. En segunda posición quedaron los también estadounidenses Love Trio (con el bajista de Brazilian Girls y el batería de Tom Waits en la formación), que contaron con el mítico toaster U-Roy como vocalista. No hubo tantos artistas hip hop como en años anteriores, pero destacaron Yo Majesty (old school eficaz y de bases desnudas) y Santogold (su inminente primer larga duración promete mucho, con producciones de lujo a un paso de M.I.A; eso sí, su directo fue mucho más pop de lo esperado). Fujiya & Miyagi ofrecieron una de sus habituales actuaciones, sin aspavientos y sin decepciones. A lo que nos tienen acostumbrados, vamos, eso sí tanto Boys Noize como Simian Mobile Disco superaron las expectativas de lo que nos habían ofrecido en otras plazas. Triunfaron frente a un recinto lleno y con la energía al once desde los primeros minutos. El “Hustler” de los segundos caldeó el ambiente como nunca antes. Antes, Modeselektor habían ofrecido quizás el más variado de los directos de esa noche, por lo menos mucho más que el de Mixhell, el proyecto de electrónica de garrafón de Igor Cavalera (Sepultura) con su mujer. El brasileño se atrevió a tocar baterías reales sobre las bases digitales de su esposa, lástima que el resultado acabase siendo más que nada una curiosidad. Quienes también ofrecieron un directo a la altura de un evento de estas características fueron los británicos South Central, una avalancha de rock bailable a medio camino entre la generación new rave y los Primal Scream más brutos. Su fuerte es el directo, aunque las canciones se queden a medio gas y lo que mande sea su aplastante sonido. Eso sí, tienen gusto y acabaron versioneando el “Higher State Of Conciousness” de Josh Wink. Igualmente recomendable fue la puesta en escena de los mancunianos The Whip, quienes demostraron ser unos maestros a la hora de manejar el tempo de su show. Empezaron como si de Doves o New Order se tratase, para ir despegando a base de electrónica y excitar a la audiencia con subidones dignos de Chemical Brothers. De momento “Trash” y “Sister Siam” son dos hits a tener en cuenta. Y si algo no le falta al escocés Calvin Harris son precisamente eso, hitazos. No estamos hablando de las piezas que ha escrito para Kylie Minogue (ambas algo grises), sino de “Merrymaking At My Place”, “Acceptable In The Eighties” o “The Girls”. En directo las canta más bien mal, pero gracias a una banda jovencita, pero sólida, su concierto acabó haciendo saltar hasta al apuntador. Para acabar, solamente destacar la excelente puesta en escena de Etienne De Crécy, que apareció en el centro de un inmenso cubo tridimensional sobre el que se proyectaban juegos de luces geométricos que sorprendieron por su imaginativa sencillez.

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