Lady Gaga pasó esta pasada semana tres noches en Barcelona, las tres con sold-out del Palau Sant Jordi, y Mondo Sonoro pudo estar en la última, coincidente con la noche de Halloween. Iba preparado para un show de altura, pero el espectáculo que se vio allí durante más de dos horas y media superó todas las expectativas, confirmando a Lady Gaga como esa rara avis que consiste en ser una estrella del rock atrapada en un concierto de pop. Salvo por un pequeño detalle: eso de 'atrapada' es absolutamente falso. Al igual que la narrativa de su último disco nos habla de que en ella conviven dos mitades, aquí vemos que la rockstar y la estrella del pop pueden coexistir dentro de una misma persona. Y quizás por eso no hay prácticamente nadie en la actualidad, y desde luego nadie en el mainstream actual, que pueda ofrecer lo que Gaga ofrece en esta gira.
Ella y su marido son los productores ejecutivos de esta gira, y se nota en un control al milímetro de todos los aspectos del espectáculo, recordando en cierta manera a lo que fue el 'Confessions Tour' para Madonna: quizás perdure más en la memoria el Blond Ambition Tour, como puede perdurar más el Born This Way Ball para Gaga, pero es esta gira la que posee la perfección (o casi) que da la experiencia, en un momento además de plenitud artística. La comparación no va por rivalidades tontas, sino por la pasión de ambas por el pop, la inteligencia y conocimiento de su público, la capacidad para crear una narrativa que refuerza el disco (y no limitarse a cantar hits) y, relacionado con esto, su cabezonería en defender ese disco. Si algo se puede criticar, es la ausencia de canciones tremendas de su repertorio (“Marry the Night”, “Heavy Metal Lover”, “Dance in the dark”...) que podrían haber ocupado el lugar de temas menores de su trabajo actual comxo “Kill for love” o “Shadow of a man”. Pero en todo lo demás no hay una sola mancha, y además se evita algo en lo que tanto control podría caer: una sensación fría. Ella tiene (derrocha) algo en lo que se quedan a medias otras artistas con grandes capacidades técnicas: actitud, personalidad y locura sobre el escenario.
Por eso también son tan especiales sus conciertos, porque es como si metieras en una caldera a una estrella del rock y añadieses maestría absoluta sobre el pop. Siempre ha habido algo de eso en sus giras, y siempre ha habido una banda acompañándola, pero aquí dicha banda está mucho más presente, lo que hace también más visible la querencia que Gaga tiene hacia el rock, demostrable no solo en colaboraciones concretas (su recordada actuación con Metallica), sino en temas propios como “You and I”, “Perfect Illusion” o “Electric Chapel”. Además de este punto bicéfalo, en el concierto también hay lugar para lo que la ha reconciliado con el público general los últimos años: su enorme capacidad para las baladas, sonando “Die with a smile”, “Shallow”, “Million Reasons” e incluso la versión sentida de “Paparazzi”, y habiendo espacio para dos acústicas sorpresa, en esta ocasión “The Edge of Glory” y “Joanne” - dedicada a su abuela, que falleció esta semana.
Finalizaba mi reseña para esta casa sobre “MAYHEM” diciendo que 'aquí, el 'monstruo de la fama' no es algo que se apodera de ella ni algo de lo que huir, sino una parte de sí misma con quien ha aprendido a convivir. Más que 'caos', “MAYHEM” es la calma dentro del caos'... y ése es otro de los puntos fuertes de este show, su narrativa. La artista no interpreta ninguna canción de “Chromatica”, una pena pero algo comprensible teniendo en cuenta lo que retratan sus letras. Porque es que del 'my biggest enemy is me' que cantaba en ese disco, pasamos a un espectáculo en el que se nos anima a no rechazar a ese supuesto enemigo, sino a entenderlo. A abrazar nuestro lado oscuro, nuestro lado caótico y destructivo, aceptando que sin ese lado no existiría el luminoso y, desde luego, no existiríamos nosotros en sí. A entender que ese lado guarda también una fiera que, si decidimos acariciar en lugar de apalizar, quizás nos ayude en momentos difíciles, donde nos necesitamos al completo y no por partes. La aceptación de “Born This Way” también era esto. Y la madurez como artista de Lady Gaga es sin duda esto.

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