Evaristo rie el último
Conciertos / La Polla Records ...

Evaristo rie el último

8 / 10
Gregorio Samsa — 21-10-2019
Empresa — Cultura Rock
Fecha — 18 octubre, 2019
Sala — BEC, Bilbao
Fotografía — Tom Hagen

Hay que ver las vueltas que da la vida. Quisieron convencernos de que el punk había muerto y de que La Polla Records estaba bajo tierra. Tantos años pateándose los escenarios, tantísimos discos vendidos y tan poco dinero... Unas cuantas reuniones para consultar sobre los derechos digitales y la conclusión de que alguien se estaba llevando la pasta. La cadena de acontecimientos se convirtió en la bola de nieve actual, con la vuelta puntual pero a lo grande de aquella última formación de 2003. Decenas de miles de entradas vendidas, sold out por doquier y número 1 de ventas. Al final, Evaristo, Sumé y Abel han reído los últimos. Y han reído mejor.

Está siendo un hito para el rock vasco: 34.000 personas en el BEC (repartidas en dos días) cantando esas canciones con letras tan incendiarias y por otra parte tan necesarias. Entre el público, fans de toda la vida; muchos de ellos de más de 40 o 50 años aunque tampoco faltaron jóvenes. Y más camisetas de Eskorbuto que de La Polla Records el viernes (el sábado las camisetas de La Polla Records arrasaron). Toda esa masa humana sintió de principio a fin cada una de las letras de Evaristo, cantándolas a pleno pulmón de principio a fin y, por qué no, recordando su juventud y todos aquellos ideales que algunos se dejaron en el camino (pero otros no).

Todos estos shows solo pueden ser positivos de cara tener esperanzas de un futuro mejor: si tan solo el 50 % de los que asistieron los dos días saliera a la calle a ser consecuente con estas letras, hoy tendríamos un mundo más justo. Toda esta gente aún cree que es posible un cambio, que – no lo duden - nadie nos lo regalará por las buenas. Eso sí, rebeldía no es tirar un katxi que te ha costado 8 euros por encima de las cabezas de la gente, ni fumar y después desafiar a la chica de seguridad. Quitando estos contratiempos previsibles y habituales, la actitud de tantos miles de personas fue ejemplar.

Salió Enrique (El Drogas) con Txus, el Flaco y Brigi y acometieron con “Okupación”: un ruido infernal se apodera del pabellón, una masa sonora tremenda y enmarañada. No cabe duda del ímpetu del cuarteto, que ha planteado estos shows con un generoso ramillete de temas de Barricada. Suenan a un volumen imponente y avasallador “En la silla eléctrica” y “Sofokao”, que preceden a “En punto muerto”, uno de esos temas del Drogas tan efectivos y redondos. El tema demostró una vez más la superioridad técnica del grupo cuando interpreta “sus” temas, es decir, los del Drogas en solitario. Como caballo desbocado cabalgaron, sin embargo, los solos de Txus en todo el concierto, algo achacable sin duda a algún tipo de deficiencia técnica ajena al músico. Fue una pena que no se corrigiera eso en la segunda noche. Tampoco El Brigi quiso tocar al estilo inimitable de Fernando Coronado e imprimió su sello en unos temas que no lo necesitan, perdiendo así algo de empuje respecto a las originales.

“Empujo pa’ ki” de aquel lejano primer disco de Txarrena nos transporta a otros parajes. De este modo, y a falta de temas de La Venganza de la Abuela, quedan representados con Barricada, Txarrena y su carrera en solitario, tres patas de la mesa de su carrera. Mejoraron en la segunda noche el sonido sin perder contundencia, lo cual fue muy de agradecer. Aunque tampoco fue para echar cohetes el sonido de la guitarra de Txus, muy especialmente en los solos, con el añadido de que los toca a su manera, bastante alejada de como los hacía Alfredo. Todo esto contado, por supuesto, desde el lejano punto de vista del fondo lateral de la grada C.

Después sí que sonaron con más empaque en una tremenda y censurada en su día “Bahía de Pasaia” (señores censores, ¿por qué censuraron esta y no “No hay tregua”?) y el himno generacional y barrial de “Barrio conflictivo”, grito de guerra de la Txantrea o cualquier otro barrio obrero. En estas dos se perdonaban hasta los cambios del Brigi. Al término del tema, todo el BEC gritando “Altsasukoak askatu” como en la víspera, y el resumen de todo el caso Altsasu en una frase de Enrique: “Mezclar tricornios y alcohol ha sido muy peligroso siempre”.

La segunda noche se notaba más afluencia tanto en pista como en gradas (casi lleno) con El Drogas. El viernes parece que parte de la peña pasó un poco del Drogas (excepto el final) y prefirió charlar y beber en las barras de fuera. Triste pero cierto. Siguiendo con la narración, es en temas como “Cordones de mimbre” y en las más heavies donde muchas veces se luce El Drogas. El tono profundo y grave de su voz marca de la casa contrasta con los coros.

El arrebato de metal pesado de Txus al comienzo de “Tentando a la suerte” fue otro de los momentos gloriosos del segundo show, no secundado por el momento de los coros. Tralla de la buena con “Víctima” y la estelar “Come elefantes” (“Este deshaucio sí” –gritó El Drogas al principio) antes de “La hora del carnaval”, una de las más coreadas. Como en la víspera, las sorpresivas “Animal caliente” y “Enemigo público n1” (o “Aprieta el gatillo” en la versión original de Cicatriz) nos metieron en un subidón que ya no paró hasta el final. No sólo disfrutamos, por tanto, de Barricada y de La Polla, sino de aquellos salvajes gasteiztarras. El BEC está que arde.

Segunda parada en Txarrena con “Frío” de Alarma y salto mortal a “No hay tregua” (donde el público sigue cantando aún hoy ese estribillo que no sale en la letra original) , un “Peineta y mantilla” desgarrador y orgía final de Barricada con “Oveja negra”, “Todos mirando” (con el habitual descalabro en el solo) y el apoteósico final de “En blanco y negro” con una intercalada “Azulejo frío” de la segunda encarnación de Txarrena, de lo mejor del concierto.

Hora y cuarto de concierto, 13 temas de Barricada y un Drogas pletórico en la voz, más hablador el sábado que el viernes. Agradeció a los cabezas de cartel la invitación, y remarcó lo a gusto que estaba de jugar en casa. No olvidemos que vienen de dar cuatro conciertos en Valencia y Madrid. Tanto la duración del show (hora y cuarto) como el potentísimo sonido les ofrecieron condiciones propias de teloneros de lujo.

Llega el gran momento: tras media hora clavada de descanso (y es que los horarios se cumplieron escrupulosamente ambos días), se percibe una enorme expectación y muchas ganas de diversión por parte de las 17.000 almas que acudieron cada uno de los dos días. El sábado el público estaba incluso más puesto (más animado quiero decir, no vayan a pensar mal) que el viernes y el buen ambiente se dejaba notar en los accesos a esta feria de muestras de nombre tan pomposo.

Comprobamos el segundo día que no habían pasado la fregona en las gradas, y entre el pegajoso suelo, el olor a cerveza, kalimotxo y Dios sabe qué más, nos sentimos perfectamente ambientados en los 80 o los 90. La Polla Records estuvieron excelentes los dos días, desplegando la mala ostia que merecen sus temas sin olvidarse de la tralla de los coros ni de la velocidad necesarias para semejante lista de canciones.

45 temas el viernes y uno menos el sábado, rondando la hora y tres cuartos en total. Reinó por todo lo alto el disco “Salve” con 9 temas, seguido con 6 por “Revolución” y sorprendentemente “Toda la puta vida igual”, en detrimento sobre todo de “Los Jubilados” (¡un sólo tema!) y de “Bajo presión” y “Bocas” (ninguno). Sobre las pantallas gigantes, eché de menos más presencia para Sumé y Abel, miembros originales.

Unas cruces arden en las pantallas, suena el Salve y el BEC se ilumina con los moviles. Arremeten con el “Salve” y rápidamente constatamos lo de la víspera: un sonido más bajo que el del Drogas, aunque quizás algo mejorado. No importa, el público lo llena todo. Evaristo y los suyos sonaron estupendamente, sublimes en los coros y respetando muchísimo las versiones originales. “Memoria de muerte”, del al parecer desconocido disco negro, pasó desapercibida ante el aluvión de clásicos ochenteros como “Lucky man for you” o “Nuestra alegre juventud”, precedidos por “Así es la vida”, otro trallazo, éste sí, de los 90.

“El suicida” sonó tremenda y trepidante, técnicamente redonda. Qué tiempos aquellos, los del quinto disco en estudio (1990), donde los temas iban haciéndose más complejos y contundentes. “Chica Ye ye”, ”Los 7 enanitos”, “Delincuencia”, “Come mierda”... La gente no cabe en sí del gozo, en un ramillete de temas empalmados en su mayoría. “Ni descanso ni paz” los pilla en su salsa. Se nota por su frescura que es la nueva aunque suene más a Gatillazo, algo lógico al haber sido compuesto (junto con Evaristo) por Txiki.

No quiero dejar de pasar otra cuestión: la relativamente baja respuesta a algunos temas de los años 90, impecables y muy jugosas, pero me temo que bastante incomprendidas. Puede que sea normal, pero es una pena en todo caso. Es cierto que bien podrían elegir otra distinta a “Eutanasia”, habiendo otros disponibles. Sí que sorprendió el haber elegido nada menos que 6 temas del “Toda la puta vida igual” (1999) y ninguna del “Bajo presión” ni del “Bocas”, como ya hemos comentado. Tres temas seguidos del “Toda la puta vida igual” (“Maigenerasion”, “Igual para todos” y “Qué turututu, ay qué tururu”) sí que obtuvieron respuesta. “Vuestra maldición”, seguida de “Balada inculta” precedió a “Gol en el campo” y nos transportó a la época del subidón que supuso el disco “Carne pa´la picadora” en el 96.

Arreón final antes del descanso con “Hoy vamos a explicar la palabra feo”, “Tú alucinas”, la mencionada “Eutanasia”, “El congreso de los ratones” y el acabóse con “Txus”. Qué buenas son y siguen siendo las letras de Evaristo. En estos meses de ensalzamiento y glorificación, los medios generalistas destacarán algunas letras de Evaristo, pero nunca os contarán la letra entera del “Congreso de los ratones”, por solo poner un ejemplo.

Vuelven al redil con una magnífica “Europa” del 92, sobre el cual tampoco hará falta comentar que el 90 % no la conocía. “Mundo cabrón” antecede la primera incursión en el “disco de los animalicos” (como diría Evaristo) “Donde se habla” (1988): “Ciervos, corzos y gacelas” y “El avestruz”, versión de los Boys que sin embargo parece un tema suyo. “No iba por ellos, iba por mí” soltó Evaristo al final, con lo que quiso dejar claro que no iba por Iosu Expósito.

“A tu lado” “Radio krimen” y “Punkyfer”, de nuevo poco celebradas más allá de los muy fans, antecedieron ahora sí a un final de infarto: “Los monos”, una tremendamente convincente “Porno en acción” (¿cuántos grupos pueden tocarla así?), el himno – ¿deberíamos decir generacional? - “Ellos dicen mierda” (tremenda, una de sus mejores canciones) con Evaristo dedicándolo a los colegas: “Alguno no ha podido venir desde hace 20 años”. Después, ya a tumba abierta: “No somos nada”, “Socios a la fuerza” y “La solución final”. El quinteto se retira en lo más alto.

Las pantallas reflejan la portada de uno de sus mejores discos (“Los jubilados”) y suena “El conjunto” por la P.A., una maravilla de canción. Arremeten con “Ya no quiero ser yo” con un Evaristo luciendo el viernes una camiseta del grupo Piztu Punk, reemplazo de la que llevaba en la primera parte, una que ponía “Estrella Galicia 0’0”. Después de “Carne pa´la picadora”, “Así casca la basca” solo la tocaron el viernes, y ya la segunda traca final con “Iván” (¡qué grande!), “Cara al culo” y “Toda la puta vida igual”. Las gradas se movían del ajetreo de la gente e incluso se caían los objetos depositados en los asientos. El humo de los cigarros y las trompetas nos sumerge “en una nube de porros” como dirían los Lendakaris Muertos.

Segundo y último bis, con la peña ya más cansada después de casi 3 horas y media de concierto. Metieron, eso sí, temas como “Johnny” y “La llorona” entre medias de “La justicia” y “Odio a los partidos”, dosificando bien entre temas de los 80 y los 90. Tremendo final, con el grupo en plena forma, Evaristo mejor el sábado de voz e igualmete mordaz y pletórico ambos días.

El Drogas mantiene mejor su voz, pero Evaristo sigue siendo un torbellino y un showman impecable. Una pena que al menos desde la grada C no siempre se le entendiera bien cuando hablaba entre canciones, aunque algunas pocas (que ya hemos reflejado en esta crónica) sí las pudimos pillar. Ahora estamos tristes porque somos conscientes de que esto se acaba. Puede que haya sido la última vez que les hayamos visto; en cualquier caso nos alegramos por ellos: Evaristo, Sumé y Abel se merecen todo este éxito, algo así como un Oscar a toda su trayectoria. También se lo merecen el Tripi y el Txiki (de Gatillazo, pero también de aquella última formación de La Polla allá por 2003). Un recuerdo a Txarly, que no puede sumarse al trajín del escenario, y a Fernandito, que tristemente nos dejó en 2002.

“Altsasukoak askatu” cantan los seguidores en los pasillos, como otras tantas veces durante el concierto. El sábado fue bastante impresionante oír a toda esa masa retirarse cantando los coros de “Txus”, que retumbaban por los pasillos como grito de rabia de varias generaciones.

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