Pongamos que hablo de Joaquín. Él fue quien inauguró la cuarta edición de Noches de la Maestranza con tres conciertos de despedida. Sold out en los tres. Carguen, apunten, fuego. Su última gira, Hola y adiós, comenzaba con toda una declaración de intenciones. Lágrimas de mármol. “Superviviente, sí, nunca me cansaré de celebrarlo”.
Barbies Superstars, caballeros y conductores suicidas con pastillas para no soñar, mi primo el Nano, piratas cojos, Dieguitos y Mafaldas, rubias platino con medias negras… Varias generaciones disfrutaban del último vals del maestro. Y es que es innegable el estatus de patrimonio colectivo ante el ramillete de virtudes que condensan los versos de Calle melancolía, 19 días y 500 noches, Donde habita el olvido, Una canción para la Magdalena, Contigo, o Peces de ciudad, himno de su inventario que fue escuchada en la voz de Ana Belén la noche anterior en el mismo lugar , a orillas del Guadalquivir.
Mientras sonabá Más de cien mentiras, presentaba a su cuadrilla ante quienes ocupaban su localidad en el distintivo coso.
Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido...
Y nos dieron las diez escuchando el diario de este peatón, letrista mayor de repertorio para héroes y canallas. Qué demasiao.
Mientras cantaba Quién me ha robado el mes de Abril, cayó en que quizás Sevilla es la ciudad que mejor representa esta canción. Como te digo una co te digo la o.

El flaco de Úbeda dijo que más que a cantar venía a escucharnos y sacó a relucir el nombre de su imprescindible Rosauro Varo, presente, al que le dedicó Mentiras piadosas, la segunda canción que compuso.
No nos contó el blues de lo que pasa en su escalera, pero sí que siempre fantaseaba en cómo se escucharían sus temas en voces femeninas. La primera que lo cumplió en 2003 fue, María Jiménez. Marita Barros cantó Camas vacías en homenaje a la trianera, al igual que se marcó el Y sin embargo te quiero, aquella copla que escuchaba en la radio Sabina en sus primeros años, antes de formar su primera banda, Los Merry Youngs y que inspiró el Y sin embargo que escuchamos a continuación. Recordó a Chavela, otra de sus grandes musas, primera persona quien le cantó Por el bulevar de los sueños rotos a los ojos.
Sin la necesidad de estar cerrado por derribo, sobrante de motivos y arropado por su espléndida banda y los bombines que poblaban el albero, se despidió con Princesa. A hombros emocionales marchó a su hotel, dulce hotel. Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos…
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