Golpe maestro

Ayer me quedó la mar de claro. El tercer largo de Vetusta Morla ha proporcionado a la banda ese golpe perfecto para alcanzar un set list más equilibrado y menos dependiente de esa épica de manual que saben inflingir como nadie. Sus canciones le han proporcionado oxígeno a su propuesta, sin perder por ello un ápice de rotundidad. Algo que no lograron con ese siempre difícil segundo álbum, que es el que sale peor parado a la hora de aportar canciones a su show (contabilicé “Lo que te hace grande” , “Maldita dulzura”, “Mapas” y un “Los días raros” con la que cierran su show).

Antes de los madrileños, sin embargo, se suponía que estábamos ante un doble cartel, pero no fue así. A unos veteranos como Zoe, curtidos en miles de escenarios de todo tipo, pelaje y condición, les tocó hacer un ejercicio de humildad y lidiar con ese sinsabor propio del telonero. Ni siquiera canciones básicas de su repertorio como la preciosa “Nada”, sirvieron para provocar esa pasión a la que están más que acostumbrados. La situación acabó por contagiarnos a todos y su set tuvo mucho de trámite, aunque tampoco ayudó demasiado un sonido al que le sobraba tanto sinte sobre el escenario y un constante crepitar de los altavoces que se hacía más que evidente en los silencios que van entre tema y tema.

Todo cambió con la salida a escena de Vetusta Morla. Sabiéndose ganadores de antemano, inciaron su show tirando de un último trabajo del que, se hallan tan seguros, que lo tocaron en su totalidad, salpicándolo sabiamente de los hits más rotundos de su primer álbum y los temas ya comentados del segundo. De entradas “La deriva”, “Fuego” y, sobre todo, “Golpe maestro” ya nos hicieron presagiar la que se nos avecinaba. Un elegante y efectivo juego de luces, y un Pucho con ganas de demostrar que es el mejor cantante de este país a la hora de escoger las palabras que le proporcionen una dicción excelente aunque, a la manera de Michael Stipe, la gente no tenga ni idea de lo que habla. (Y eso es algo sobre lo que Joe La Reina han tomado buena nota de ello). Con “La mosca en tu pared” recordaron que los Radiohead del “Ok Computer” siguen siendo esa gran influencia en su música que, combinada con la herencia melódica mediterránea de crooners de lo exuberante como Nino Bravo, asientan las claves de una propuesta que alcanza su zénit con temas como “Un día en el mundo”. Sin embargo lo más gratificante fue comprobar como el galope del bajo de “Pirómanos”, el maravilloso estribillo de “La grieta” o el embalaje dance de “Fiesta Mayor” van a proporcionar en el futuro muchas alegrías a la banda. Tres rotundas canciones que logran por si solas proporcionar ese aire fresco que el exceso de épica simbolizado por un tema como “Mapas” amenazaba con llevar hasta el empache sonoro a su propuesta.

El show tampoco se dejó en el tintero esos temas claves de su singladura como “Copenhague”, “La cuadratura del círculo” o “Sálvese quien pueda” con los que es impoible no lograr que el respetable se embarque en un gigantesco karaoke y, además, salgan todos absolutamente rendidos y convencidos de ese golpe maestro en el que se han convertido Vetusta Morla. Poco o nada que objetar ante un show que los hace más grandes todavía de lo que ya de por si son.