Más Ebro que nunca
Conciertos / Ebrovisión

Más Ebro que nunca

9 / 10
Juan Antonio Álvarez — 06-09-2023
Empresa — Asociación Amigos de Rafael Izquierdo
Fecha — 31 agosto, 2023
Sala — Varios Escenarios
Fotografía — Foto Portada: Laura Oviedo - Cedidas por Ebrovisión

Bajo el lema 'Más Ebro que nunca' nacía la vigésimo primera edición del Festival Ebrovisión en Miranda de Ebro, y también con cierto temor por parte de la organización a que el río que da apellido a la ciudad quisiera sumarse al mismo, pues las previsiones meteorológicas apuntaban a que el fin de semana iba a estar en parte pasado por agua. Y así fue, pero en menor medida de lo esperado, y gracias al trabajo de la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo, organizadora del mismo, se pudo llevar a cabo en su totalidad, aunque con algún puntual cambio de escenario, pasando del aire libre a cubierto. Ninguna suspensión, cosa de la que pocos festivales pueden presumir, un público entre sorprendido y encantado con el nuevo recinto, y una novedosa propuesta gastronómico-musical quizás son los aspectos más destacados, entre otros, de esta edición.

Como siempre, y ya casi ni es sorpresa, la organización vuelve a sacar un diez, teniendo en cuenta que este año, con el cambio de emplazamiento, todo era nuevo para la Asociación y no solo para los asistentes. Al aire libre, mucho más espacioso y cómodo, si eso ya era posible, más cercano a la ciudad y con mucho mimo a la hora de mantenerlo en perfectas condiciones y limpio, pues la sostenibilidad ha sido otra de las banderas de esta edición. ¿Fallos? Mejor hablar de prueba-error. Ciertos aspectos van a ser mejorados después de esta primera experiencia, como sucede en todos los órdenes de la vida. Y no olvidemos algo importantísimo: de veintiún conciertos programados, nueve fueron totalmente gratis. Además, la apuesta gastronómica este año ha dado un salto hacia arriba.

¿Y en lo estrictamente musical? Como siempre, el criterio y el gusto nunca falla en Ebrovisión. Pudimos disfrutar de muchas y muy diferentes ofertas. De todas, porque otro punto a favor es que nunca se solapan los conciertos. La pena como hemos dicho fue los pequeños cambios de ubicación, pues los emplazamientos elegidos en principio le iban a dar un toque aún más especial. Pero vayamos por partes... el jueves comenzó el evento en el mejor y más lógico marco para el festival. La margen derecha del Ebro albergó el escenario previsto en principio sobre el mismo río, pero la denegación de permisos a ultimísima hora provocó el traslado a su orilla, lo que no impidió el disfrute del personal con la actuación sorpresa de Los Mejillones Tigre. Nunca el nombre de una banda estaba tan bien traído en esta ocasión, por aquello del emplazamiento. Los jienenses divirtieron al público con su cumbia-punk con un sonido fantástico para el lugar donde se encontraban.

Traslado a la Fábrica de Tornillos para el inicio, digamos real, de Ebrovisión. Comenzaron Cheddar, con su prog-rock habitual y ramalazos metal que calentaron a gusto los primeros momentos de este año. Siguieron en un giro estilístico habitual del festival Las Ligas Menores. Desde Argentina vinieron para ofrecer su pop entre melancólico y enérgico que la gente supo apreciar y disfrutar. Una banda ya con nombre aquí y que seguirá creciendo en nuestro territorio. Para cerrar el primer día, nada mejor que una buena sesión de baile y diversión con Los Invaders. A pesar de estar un poco lastrados por el sonido, supieron llevarse al público a su terreno. Se les vio cómodos a los valencianos en el escenario y eso llevó a una total comunión con los asistentes a esta primera jornada.

La segunda jornada comenzó a mediodía en el mismo recinto con otras tres bandas. Tuvieron el honor de abrir el viernes un grupo con denominación de origen o de kilómetro cero. Los locales Menda Lerenda, arropados con su legión de fans, pusieron el punto justo de ambiente para la segunda propuesta del día, los cada vez más frecuentes en festivales Niña Polaca. El garage-pop de las madrileños y alicantinos elevó la ya alta temperatura de la sala con la gente coreando sus temas más conocidos, algunos ya himnos de festivales, como “Madrid sin ti”. Para cerrar el mediodía y antes de reponer fuerzas para lo que se avecinaba en la tarde-noche mirandesa, aparecieron en el escenario los británicos Bad Nerves. Punk, power-pop y rock and roll a saco es lo que nos ofrecieron este quinteto para dejarnos bien a gusto e ir a comer con ganas, que en Miranda de Ebro eso es sagrado.

A las 17:00 h., y en el Anfiteatro junto al río, aparecieron Toundra, una prueba para valientes por las altas temperaturas a esas horas. Pero ni la banda se amilanó ni el público dio un paso atrás, antes todo lo contrario, unos y otros desplegaron altas dosis de energía. Y dando un agradable paseo por la ribera izquierda del Ebro llegamos al nuevo reciento festivalero. Caras de satisfacción en los presentes, pues de primeras ya se intuía la comodidad y el ingenio de la nueva propuesta de la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo. Abrieron en el escenario La Salve Karavana, que repetía presencia en Miranda después de su actuación en diciembre en el festival “El Chantre”. De calle se lo llevaron los andaluces, y no en vano les avalan sus temas y sus millones de escuchas en plataformas.

A poco les supo a muchos, pero esto tiene que seguir y nos trasladamos al escenario principal para disfrutar de las evoluciones de Belako. A pesar del esguince que sufría su cantante Cris, el bolo se desarrolló con la fuerza habitual de la banda, además nos regalaron un par de versiones entrelazadas muy curiosamente de “Paper Planes” de M.I.A. con “Blanco y Negro” de Barricada. Llegaron luego los ingleses The Reytons. Con sus pintas de recién salidos de Benidorm, desgranaron temazos alternativos y post-britpop de sus dos álbumes y dejaron a la parroquia muy satisfecha y sudorosa; también sorprendidos a los que no los conocían.

Así que ya estaba todo preparado para recibir al próximo Premio Cervantes del rock. León Benavente era muy esperado aquí, pues su anterior concierto programado era en marzo de 2020, y no hace falta recordar las circunstancias de aquel fatídico mes. El grupo compensó la larga espera con creces, y en este su décimo aniversario no se dejaron nada dentro, aparecieron sus míticos temas y es complicado decir si disfrutaron más ellos o el entregadísimo público del festival. Cerró la noche en el escenario principal Carlangas, que ofreció su pop verbenero, divertido y con su particular clase. Hubo recuerdos de Novedades Carminha y aunque pareciera que no había suficiente potencia en su propuesta, era una falsa percepción y los asistentes aprobaron con nota su actuación. El colofón del día corrió a cargo de los habituales dj´s emplazados en el escenario secundario y en la clásica Discoteca Orosco.

LeonBenavente.Ebrovision.KatxoBitxo

León Benavente / Foto: © Katxo Bitxo - Cedidas por Ebrovisión

Amaneció el sábado con la desagradable sorpresa de la lluvia anunciada, pero no fue impedimento para que el festival continuara. El escenario del Castillo de Miranda no se pudo usar al encontrarse al aire libre y los conciertos fueron trasladados esa mañana a la Fábrica de Tornillos, aunque previamente la sección Ebropeque a cargo de Doctor Sapo si se pudo llevar a cabo en el Bar La Rayuela. Abrieron el sábado Las Petunias, con muchas ganas y muy implicadas con el festival, no en vano ellas y sus colegas se alojaron en la acampada del mismo. Las tres universitarias deleitaron con su pop alternativo y van dando pasos muy prometedores. El plato fuerte de la mañana lo sirvió con su habitual maestría Anni B. Sweet. La malagueña, acompañada por miembros de Rufus T. Firefly, desplegó su arsenal de medios tiempos, pop a veces espacial y, por que no decirlo, algo lisérgico. Tanto es así que la versión del concierto no pudo ser otra que “White Rabbit” de Jefferson Airplane.

Después de reponer fuerzas en la Muestra Gastronómica en la Plaza de España a cargo de ocho locales de la ciudad, vuelta a la Fábrica para uno de los bolos más esperados. La banda con más fans por metro cuadrado. Mujeres, que el año pasado se cayó del cartel a última hora por lesión de uno de sus miembros, atronaron el recinto y desde luego si alguien tenía intención de echarse la siesta, los catalanes se encargaron de que se pusieran a corear los temas de sus álbumes. La tarde empezó en el recinto principal con la a ratos emocionante actuación de La Costa Brava. Francisco Nixon y los suyos interpretaron su mítico repertorio que fue acompañado en todo momento por los asistentes, complacidos de ver otra vez sobre los escenarios a tan recordados músicos.

Sidecars / Foto: © Katxo Bitxo - Cedidas por Ebrovisión

Desde Navarra llegó para inaugurar el sábado en el escenario principal Natalia Lacunza. Una sorpresa para los habituales del festival, dado que sus ritmos urbanos no son los consumidos por muchos de ellos. Aun así, quedaron muy satisfechos por el espectáculo ofrecido por ella y sus competentes acompañantes. El cambio de registro que vino a continuación dejó a muchos con la boca abierta y las piernas destrozadas de tanto pogo. Shame y su post-punk llamaron la atención por la fuerza desplegada, los ritmos intensos y la fuerza de toda la banda, con especial mención para el cantante Charlie Steen y el bajista y futuro campeón de los tres mil metros obstáculos Josh Finerty. Pasado el tsunami provocado por los británicos, llegó el que quizá pudiera considerarse cabeza de cartel del festival, a tenor de cómo se masificó el recinto para ver a Sidecars. Los de Madrid tienen claro lo que quieren y lo que ofrecen, y su público encantado de recibirlo. Pop y rock con la fuerza justa y temas coreables para que la interacción sea completa.

Por su parte, Sexy Zebras empiezan a necesitar jugar ya en otra liga, porque durante su actuación dejaron claro que pueden ser una banda de rock de estadio en toda la extensión de la palabra. Su directo encaja perfectamente tanto en salas como en festivales y lo saben aprovechar. El fin del sábado tuvo lugar en el escenario La Salve con la actuación de los valencianos Margarita Quebrada y su synth-pop oscuro con toques de new wave ochentera combinados con una estudiada puesta en escena.

El domingo por la mañana vino el cierre a cargo de Tiburona, trío femenino que ofreció su cóctel de power-pop, garaje, surf y un aire a L7. Los últimos de esta edición llegaron de Londres. Reme es la típica apuesta que hace el festival que nadie conoce y después de pasar por aquí habrá conseguido un buen número de seguidores. Rock y pop ensoñador que contó con la colaboración especial de Mikel Erentxun. Una vez más, Ebrovisión no defrauda. Tenemos que dar las gracias y la enhorabuena a la Asociación Rafael Izquierdo por el inmenso trabajo realizado especialmente este año. Ellas, ellos y el público son los auténticos pilares del festival, que como siempre es un festival que enamora y ‘Más Ebro que nunca’.

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