Ante un frenesí adolescente y una reinvención inesperada, Damiano David consiguió abarrotar el Movistar Arena, presentando en directo su debut en solitario donde poco queda de aquellos rockeros italianos que ganaron Eurovisión. Pop en inglés de producción perfecta definen una nueva etapa que reniega de la anterior - no hay ninguna canción de Maneskin en el setlist - de la que sólo queda la potencia de una voz ácida, sexy y desgarrada que ha abandonado su coraza para volverse vulnerable.
Con una banda trajeada a lo The 1975 o los Tin Machine, y bajo un letrero led con su nombre, Damiano arrancó el concierto cantando los dos mayores hits que le ha propiciado su “FUNNY little FEARS”. Con una instrumentación más épica que la presentada en la pasada edición del BBK y un público coreando a gritos, el italiano demostró desde el primer momento con “Born With a Broken Heart” y “The First Time”, que juega todas sus cartas para ser una estrella de radiofórmula yankee al estilo de Benson Boone o sombr.
Llegado el quinto tema “Cinnamon”, y con un español decentemente chapurreado que mantuvo durante la hora y media de concierto, Damiano nos prometió “un poquito de rock” y bien es cierto que fue poquito. Aunque la canción ofreció el mayor riff de guitarra de la noche, al igual que el resto de temas ya tocados y los que le quedaban por tocar, son estructuras pop escrupulosamente medidas que busca llevar en directo a una instrumentación rockandrollera, y que en caso de pertenecer a este género se encuentran en su vertiente más mainstream.
Bajo un repertorio decididamente limitado a la integridad de su debut, Damiano presentó cuatro versiones de Kings of Leon, Miley Cyrus y Mark Ronson, Guitarricadelafuente e Íñigo Quintero, que intercaló con sus temas “Talk To Me” y “Perfect Life”. Esta última prometía ser una de las más íntimas de su concierto al estar precedida por un discurso donde declaraba haber “entendido que tengo que vivir mi vida y mi idea de perfección”, aunque el hecho de quitarse y ponerse la camiseta en dos ocasiones en los escasos tres minutos de canción, lo volvió un tanto ridículo para los asistentes que vinieron por la música y no por la estética.
Donde sí consiguió ese momento íntimo y emotivo que buscaba fue durante la versión de “Guantanamera”, que presentó en sus dos noches en nuestro país. Hasta al más escéptico dejó la piel de gallina con su derroche vocal entre agudos y crujíos, y es que no se puede negar que el italiano además de no fallar una nota, tiene una de las voces más especiales y características del panorama internacional, pero necesita canciones con más alma y menos hiperproducción para sacarla a relucir.

Antes de despedirse por primera vez de su público, Damiano interpretó el que sí fue el tema más rock de su directo “Mars”, con el que mandó a la mierda a Elon Musk a quién acusó de destruir el planeta, y ante una posible huída al planeta rojo declaró querer quedarse en su casa hasta verla arder acompañado de su pareja Dove Cameron, presente entre los asistentes.
En los coros volvió a interpretar “The First Time” y con “Solitude”, dejó a un lado los intentos rock porque ha “entendido que quiero probar muchas versiones diferentes de mí mismo”, abrazando su lado más pop y sentimentalista que hizo encender todas las linternas. Damiano ya no es la estrella rock que conocimos porque las cuerdas del corsé le apretaban demasiado, y puede que a algunos no les guste, pero no importa, porque ahora es la estrella que él quiere ser.

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