Ahora que salen festivales de debajo las piedras y uno se pierde con tanta novedad, ahora que ya ha pasado el huracán de los grandes, justo ahora, nace el Bona Nit Barcelona. Llega en buen momento.
Un sábado tarde-noche bien entrado el verano y lo hace en un marco incomparable: el Poble Espanyol de la Ciudad Condal. Siempre se agradece ese cruce de coordenadas, pero, además, el Bona Nit Barcelona nos sumerge en el concepto de la sostenibilidad, ese que ahora está tan de moda –y ojalá hubiera llegado antes la moda en cuestión-.
La organización lo tiene claro y quiere que el festival deje huella en el público, no en el medio ambiente. Y ahí lo tienen, que si vasos reutilizables, recogida selectiva de residuos, comida biológica y toda una serie de acciones pensadas para sostenerlo todo un poco más. Aunque mejor centrémonos en la parte artística, que a fin de cuentas es lo que llevó allí al público asistente.
Inspira, la formación liderada por Jordi Lanuza, fue la representante local del festival y la encargada de abrirlo. Eran las siete de la tarde, el público iba entrando y ellos ofrecieron una actuación sobria y elegante, una muy buena bienvenida, con algunas de las guitarras más musculadas de toda la jornada.
Les siguieron Fanfarlo. La banda londinense empezó a llenar la plaza del Poble Español sin llegar a la masificación, dejándonos disfrutar del aforo reducido, ese que siempre resulta tan agradable a asistentes y organizadores. Todos contentos. Fanfarlo, nacidos en 2006, repasaron los temas de sus tres álbumes (más su relectura de Neutral Milk Hotel), desplegando toda su colección instrumental aunque sonó, en esta ocasión, a medio gas.
Aún no había caído la noche en la montaña de Montjuïc cuando aparecieron los jóvenes londinenses Dry The River, una formación que combina background rock con formas folk y que llegó para sorprendernos, con un imponente violín marcando todos los temas, y mostrándose en directo mucho más contundentes y imponentes de lo que transmiten sus melodías suaves y nostálgicas. Seguimos esperando, eso sí, la continuación de “Shallow Bed”, su disco de principios del pasado año.
Buen momento para darle ritmo a la velada y esperar a unos Kings Of Conveniente que llegaron con su calma habitual, combinando su cara más acústica y tranquila, con varios temas con banda (bajo, batería y guitarra eléctrica). Erlend Oye bromeó y bailó con su simpática timidez habitual, mientras sonaban canciones como “Rule My World”, “Failure” o “Boat Behind”.
Y hablando de bailes, los también noruegos Kakkmaddafakka ofrecieron su recital más bailongo, repartieron banderas a mansalva, banderas que, por cierto, pesaban como el plomo pero que no impidieron, casi en ningún momento, que el público dejara de brincar. Ocho componentes en el escenario, más toda la retahíla de instrumentos y un atrezzo muy nórdico que lució, con aires festivos, en pleno verano barcelonés. Costó mantener arriba todo el concierto, pero hubo momentos en los que la gente se entregó sin dudarlo a sus hits, canciones como “Touching”, “Your Girl” o su nuevo single “Young”.
La fiesta continuó con las sesiones en after show de Indiespot Dj’s en las salas BeCool, y City Hall, con Marcin Öz –bajista de The Whitest Boy Alive y coproductor de Kakkmaddafakka– y Joan S. Luna.
El Bona Nit Barcelona, que contó en esta primera edición con Noruega como país invitado -por ser todo un ejemplo a seguir tanto por el potencial de su industria cultural como por el compromiso con el medio ambiente- nos ha ofrecido un cartel más que apetecible y lo ha hecho con aires de reciclada novedad. Más ediciones, por favor.
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