El Atlantic Fest recuperó a grandes clásicos de la música alternativa para su edición más indie. Un cartel que llamaba la atención, desde el momento mismo de su anuncio, tras sumar a algunas de las bandas más importantes de aquello que se ha llamado indie en sus diferentes vertientes. Desde aquellos Primal Scream que abrían la famosa cinta de C86 a los The Jesus And Mary Chain que tanto influyeron a toda la escena noise de los 90 españoles, pasando por los venerados Slowdive, clásicos del shoegaze.
El viernes comenzaba bien, con el público respondiendo desde temprano y sin que la amenaza de lluvia llegase a concretarse. Los sonidos oscuros y cercanos al post-punk de Luz Futuro fueron una estupenda forma de empezar la velada. Más electrónica y pop es la propuesta de Cristalino, que también firmó un excelente concierto. Sin embargo, lo que ansiaba gran parte del público era la presencia los granadinos Lori Meyers, que ofrecieron un cálido concierto que no decepcionó a nadie, con un repertorio lleno de clásicos. Pocas canciones sonaron que no fueran coreadas por todos sus fans, entre lo que no faltaron las indiscutibles “Emborracharme”, “El tiempo pasará” o canciones de sus primeros tiempos como “Tokyo”, “Luces de neón” o “Alta fidelidad”.
Tras ellos saltaban al escenario unos esperadísimos Slowdive, que sorprendieron gratamente a todos sus fans. Toda una catarsis sónica que eleva a los cielos. Una experiencia donde las guitarras etéreas se mezclan con voces difusas y estupendas melodías pop. Los británicos no se mostraron muy habladores con el público y, a cambio, muy cumplidores con el repertorio, en donde no faltaron clásicos como “Alison” o “When the Sun Hits”. Sin duda, fueron el concierto del festival. No lo tenían fácil The Jesus And Mary Chain, pero los escoceses tampoco decepcionaron a nadie. Los hermanos Reid desplegaron todo su arsenal de ruidera, guitarras afiladas, canciones punk-pop y la misma actitud que han tenido siempre. Gran parte del repertorio centrado en sus tres grandes álbumes “Psychocandy”, “Darklands” y “Automatic” sonaron como un trueno en la playa gallega. Casi nada para la jornada del viernes.
El sábado 19, con la previsión de lluvia en la recámara fueron actuando desde mediodía Quique González, La Bien Querida, Xoel López y León Benavente, todos ellos clásicos de diferentes niveles y estilos dentro del indie patrio, demostrando cada uno de ellos el por qué de su estatus con conciertos sólidos y adaptados a sus propias cualidades. Hasta que la lluvia llegó irremediablemente durante una de las escenas más esperadas de la jornada: el concierto de Los Planetas (en la foto principal). Ligero retraso haciendo sospechar lo peor hasta que los granadinos saltaron al escenario, confirmando que el festival no se suspende por la lluvia. Como es habitual en los últimos años, los primeros compases de esa batería tan particular de Eric avanzaban “Segundo Premio”. Sorpresa agradable, esa consistente en recuperar canciones de “Super 8” (por motivos obvios) y “Pop”, un disco bastante olvidado en su carrera del que eligieron “db” y “David y Claudia”. Para el resto del repertorio tiraron de esos clásicos de la banda que llevaban tantos años funcionando y nunca aburren: “Pesadillas en el parque de atracciones”, “Un buen día” o “Santos que yo te pinte”.
Atlantic Fest
Otras de las estrellas del festival, Primal Scream, ofrecieron su lado más soul, pero sin dar de lado a su etapa más guitarrera, en toda una demostración de expansión estilística, liderados en todo momento por un magnético Bobby Gillespie que mantiene intacto su toque como frontman de la formación de Glasgow. La noche ya había mutado en el diluvio universal, pero la banda supo cómo mantener a la gente en su sitio. Despedía la noche Zahara, con su espectáculo habitual y sus grandes canciones pop. Un buen punto final para un festival en lo que lo importante no fue el postureo ni la foto de Instagram: lo importante fue la música.


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