No te vayas
Comics / Jordan Crane

No te vayas

7 / 10
José Martínez Ros — 07-01-2024
Empresa — La Cúpula

Esta es una situación que a todos nos puede resultar familiar. Una pareja joven, pero en la que se perciben grietas, dificultades. Connie y Will regresan enfurruñados de un viaje por carretera. Se ha producido, por una causa minia, una agria discusión entre ambos. Pero al llegar a casa, al reencontrarse con su ámbito común (y con su gato), hacen las paces. Para sellarla definitiva o provisionalmente, planean ver una peli juntos. Connie sale a comprar algo para picar, mientras que Will hace unas cuantas tareas caseras: barrer, fregar los platos, etcétera. Cuando acaba se pone a leer un libro que lleva a medias (este es un recurso de contrapunto narrativo que recuerda poderosamente a la novela “Tres noches” de Austin Wright, magníficamente adaptada por Tom Ford en su película de 2016 “Animales nocturnos”). La historia está protagonizada por otra pareja, Daniel y Claire, que para escapar del recuerdo de una reciente tragedia doméstica, deciden hacer un viaje crucero… lo que será, sin duda, la peor decisión de sus vidas. La lectura afecta a Will, lo inquieta, como una especie de espejo deformante de su vida. Eso desata lo que podríamos definir como “el infierno de la imaginación”.

Los minutos pasan lentamente, como siempre sucede cuando estamos nerviosos. Acaba de recibir dos noticias bastante horribles: ha fallecido el perro de su madre, así como un primo que padecía leucemia. Recuerda el viejo dicho: nunca hay dos desgracias sin una tercera. Su mente se llena de espantosas secuencias en las que Connie nunca regresa tras ser asaltada por un vagabundo o atropellada por un conductor borracho. De hecho, llega verse a sí mismo totalmente deshecho, abrumado por el arrepentimiento, tras haberla perdido para siempre. La ansiedad lo devora: ¿no está tardado Connie demasiado en volver? Sin embargo, no hay nada de lo que preocuparse, porque entre lo que pasa en la cabeza de uno y lo que pasa en realidad media siempre una gran distancia, ¿verdad?

Esta novela gráfica del norteamericano Jordan Crane tiene una unas considerables virtudes: un dibujo caricaturesco, pero claro y preciso; unos diálogos sencillos y creíbles; y, sobre todo, una narración tensa en la que una circunstancia de lo más mundana y común se vuelve progresivamente angustiosa y paranoica. Quizás lo único que se le puede reprochar es que el verde monocromático que invade todo el cómic, aunque se justifica por la maravillosa escena onírica final, pueden volverse algo pesado tras unas cuantas decenas de páginas y quizás habría sido una buena idea mantener el blanco y negro con el que se publicó, originalmente, por entregas. Pero es un reproche menor a una obra excelente.

 

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