¿Quién no se ha enfrentado a la desesperante empresa de lidiar con trámites burocráticos? ¿Quién no se ha visto ahogado por interminables gestiones administrativas? ¿Quién no ha dado, más de una vez, con el irritante funcionario de turno carente de cualquier tipo de empatía? ¿Quién no se ha visto a sí mismo preocupado por su jubilación y consecuente pensión?
Todos estos temas (y, de paso, alguno más) son tratados en el presente “No es mi trabajo”, diseñado y materializado por Jabier Etxagibel y Ernesto Murillo “Simonides”. Cuestiones enfocadas en clave de humor e ironía que, al mismo tiempo, son aprovechadas por los autores para cuestionar los diferentes estratos del estado establecido y el propio funcionamiento de los estamentos públicos.
Tampoco se libra de cierta crítica implícita el que es protagonista principal, empeñado en tirar de la famosa picaresca patria (o, dicho de otro modo, orientando todas las trampas y entresijos habidos y por haber en beneficio propio) para llevar a cabo su misión. Una odisea que no es otra que la de cotizar de cara a la consecución de esa pensión concreta que le permita, al fin, mudarse a la costa.
Tanto que el azotado ciudadano se verá reclutado, de la noche a la mañana, como infiltrado senior de la ertzainza, resultando destinado a desmantelar esos grupos organizados de pensionistas que protestan contra el poder y generan crispación social. Un argumento pintoresco que, en la práctica, queda plasmado con solvente sarcasmo a lo largo de las 120 páginas que componen este cómic de recurrente título y lanzado en riguroso blanco y negro.

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.