La oscura huella digital
Comics / Philippe Squarzoni

La oscura huella digital

7 / 10
José Martínez Ros — 15-01-2024
Empresa — Errata Naturae

En las primeras páginas de este cómic encontramos una escena que parece sacada de la intimidad de cualquier familia. Un padre y una hija, una niña pequeña. Están viendo en la televisión “Star Wars. Una nueva esperanza”. Charlan sobre la película y el padre promete que, a continuación, durante su próxima sesión conjunta, verán una de las entregas de Harry Potter. Se disponen a salir a la calle y, en ese instante, un detalle fatídico nos sitúa en la época en la que se ambienta esta obra: antes de aventurarse al exterior, los dos se colocan una mascarilla. Las grandes avenidas de París, que todos reconocemos después de mil referencias cinematográficas y televisivas, están extrañamente desiertas, en una imagen que se diría extraída de un relato distópico…

Estamos en el 2020, en un planeta paralizado por la última de las grandes plagas que, desde el comienzo de la historia, afligen periódicamente a la humanidad: el COVID-19. El historietista francés Philippe Squarzoni, a través de esta pequeña secuencia autobiográfica nos conduce a una época que todos recordamos (aunque, muy probablemente, no nos importaría olvidarla). La pandemia no sólo representó una emergencia sanitaria global, también fue un salto de gigante para la digitalización del planeta; de repente, para la mayoría de nosotros, la única manera de comunicarnos con nuestros amigos y seres queridos, de continuar trabajando, de mantener en suma el contacto con el mundo, era por la mediación de Internet. Mientras que otras ramas económicas languidecieron, las multinacionales tecnológicas multiplicaron su influencia y sus beneficios, se introdujeron aún más profundamente en nuestros hogares.

El autor de esta reseña cree que no ha sido la única persona que se ha sentido desconcertada durante un instante cuando Google le felicitó por primera vez en su cumpleaños o cuando se percató de que cualquier búsqueda casual de un dato sobre un artista hacía que este apareciera, inmediatamente, en un puesto destacable al abrir YouTube. Nuestra vida ahora es seguida en Internet de forma rutinaria con fines comerciales, publicitarios y, por supuesto, de vigilancia. El control que puede ejercer un gobierno y, sobre todo, una empresa privada sobre nuestra existencia deja en ridículo las visiones de Orwell en “1984”. Como nos explica Squarzoni –en lo que podríamos definir como un cómic-ensayo– esto tiene también consecuencias ecológicas.

Los centros de procesamiento de datos de los conglomerados que dominan la red necesitan cantidades cada vez más monstruosas de energía. Muchos se acordarán de las guerras que ensangrentaron el corazón de África durante la última década, y que se han asociado al coltán, un mineral básico para la industria de la informática y la telefonía. Ahora el foco de la rivalidad geopolítica se ha puesto en las llamadas “tierras raras”, una serie de elementos muy escasos y que se consideran básicos para la tecnología más avanzada, a pesar de que su procesamiento es enormemente contaminante. La mayoría de estos materiales no son reutilizables. Todos estos inquietantes factores son explorados con una magnífica claridad y lucidez en este cómic que es, en primer lugar, un aviso sobre la invisible oscuridad que se oculta tras cada clic.

 

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