Glenn Ganges en el río de la noche
Comics / Kevin Huizenga

Glenn Ganges en el río de la noche

8 / 10
José Martínez Ros — 13-03-2023
Empresa — Salamandra Graphic

Durante milenios, los seres humanos vivieron acechados por la oscuridad de la noche. Podían luchar contra ella con teas, lámparas, hogueras, pero nunca obtener una victoria definitiva. Lo hemos olvidado, pero la vida se detenía con el crepúsculo. Todo cambio con la electrificación: ahora la mayoría de nosotros residimos en ciudades en las que el flujo de información, comercio y ocio no se detiene nunca. Pero los seres humanos tuvimos que pagar un alto precio por ese triunfo: el insomnio. Nunca ha estado tan generalizado como en nuestra época, a pesar de todas las soluciones químicas disponibles para combatirlo. Glenn, el protagonista de “Glenn Ganges en el río de la noche”, este estupendo cómic del norteamericano Kevin Huizenga, es, como casi todos hemos sido en alguna ocasión, un insomne.

A Glenn, un clarísimo alter ego de su autor, tiene unos treinta y tantos y vive con Wendy, su pareja, en una de esas típicas zonas suburbiales estadounidenses que conocemos tan íntimamente gracias al cine y la televisión. Mientras ella ha pasado la tarde estresada por su trabajo, vinculado a la industria del cómic, él se ha dedicado a leer y tomar café. Quizás demasiado café, porque al llegar el momento de irse a la cama, mientras Wendy se hunde en una profunda inconsciencia, él se siente incapaz de dormir. Llega a un momento que todos los insomnes conocen: cuando tu mente no deja de girar, y de tu inconsciente llegan pensamientos incongruentes, fantasías surreales, recuerdos del pasado.

Esto premisa le sirve a Huizenga para construir una obra tan dispersa como coherente. Nos hallamos dentro de la cabeza de Glenn, y circulamos por su interior a través una serie de historias enlazadas, las etapas de una larguísima noche de insomnio. Algunas son representaciones visuales de sus miedos o angustias, o de sueños ligeros que no llegan a asentarse, mientras que otras tienen un argumento más definido, como cuando evoca una época en la que trabajaba para una empresa tecnológica, durante el auge de las puntocom a comienzos del siglo XXI. Nos habla de su obsesión con un videojuego, un shoot 'em up multijugador al estilo del “Counter Strike”, con el que tanto él como sus compañeros huían de sus preocupaciones, mientras la empresa estaba cayendo en picado. Se trata de una suerte de versión del “Little Nemo” de Winsor McCay contada al revés: si en aquel caso, viajábamos con la imaginación ilimitada de un niño dormido, en “Glenn Ganges en el río de la noche” lo hacemos por los oscuros paisajes de la psique de un hombre adulto e insomne.

Lo fascinante es el despliegue casi infinito de recursos visuales por parte del autor, que se las arregla para representar cada momento y, lo que es aún más difícil, cada pensamiento de su personaje. En una entrevista, Huizenga comentaba que su principal dificultad mientras componía este cómic fue que no se le ocurría un final adecuado. Lo cierto es que las últimas páginas son muy hermosas, y todos los que hemos pasado al menos una noche en vela estaríamos de acuerdo en que no podría haber encontrado uno mejor.

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