Este del Oeste (Integral)
Comics / Jonathan Hickman, Nick Dragotta Y Frank Martin

Este del Oeste (Integral)

8 / 10
Manu González — 29-01-2024
Empresa — Norma Editorial
Fotografía — Archivo

Mucho se habla del worldbuilding del guionista de Carolina del Sur Jonathan Hickman. Adorado por muchos fans del cómic, Hickman es el autor de una de las mejores etapas de “Los 4 Fantásticos” que se recuerdan, le dio la vuelta como a un calcetín a “Los Vengadores” y, actualmente, está revolucionando a los mutantes de Marvel. Aunque sea muy fan de su “Fundación Futuro” y “S.H.I.E.D.” tengo que admitir que las ideas de Hickman son de una solidez y sorpresa absoluta al principio, pero tienen tendencia a diluirse a lo largo de los números en colecciones demasiado largas y manejadas por demasiadas manos. Sus mejores trabajos, sin lugar a dudas, hay que buscarlos lejos de Marvel, en editoriales independientes como Image.

Norma comenzó a publicar más o menos a la vez dos títulos de Hickman que tenían mucho que ver con la manipulación de la tecnología por la política. Los veinticinco números de “Los proyectos Manhattan” eran una locura cósmica y gore con una loca ucronía en la que Oppenheimer, Einstein, Feynman, Fermi y von Braun creaban un futuro distópico gracias a sus descubrimientos científicos imposibles. Una serie con mucha mala leche engrandecida por el arte excelso de Nick Pitarra y una utilización del color monocromática brillante para explicar la psique delirante de sus protagonistas.

“Este del Oeste” comenzó a publicarse en Image en marzo de 2013 y acabó en diciembre de 2019, tras cuarenta y cinco números de vida. Aunque la historia está más o menos cerrada, el universo creado por Hickman y Nick Dragotta, con la participación inestimable del colorista Frank Martin, es tan rico y tan vasto que podría desarrollarse en varias secuelas y precuelas si sus autores quisieran. La colección es una fábula política distópica sobre Estados Unidos situada en el 2064. Un futuro muy parecido al viejo oeste de los pioneros con un país dividido en varias naciones soberanas cuando un cometa se estrelló en Kansas en 1908. En un juego metaliterario, Hickman establece cómo hubiera cambiado el mundo si en lugar de una nave espacial con el último bebé superviviente de Krypton se hubiera estrellado algo más destructivo. Los Estados Unidos se dividieron en las siete naciones de América: El Armisticio, el agujero que dejó el cometa donde se custodian las profecías que cuentan el fin del mundo; la Unión, los viejos estados del norte; la Confederación, los viejos estados sureños; el Reino de Nueva Orleans, donde se refugiaron los afroamericano en un reino de influencia africana; la República de Texas, los tejanos siempre van a su rollo; la Nación sin Fin, los estados centrales del norte, propiedad de las tribus originarias de América, mucho más avanzadas tecnológicamente que sus vecinos; y la República Popular de América, toda la costa oeste controlada por una república comunista china.

Un representante de estas naciones acude cada año a Armisticio, donde los cuatro jinetes del Apocalipsis (Muerte, Guerra, Hambre y Victoria) custodian las escrituras. El problema es que Muerte se enamoró de la heredera de la República Popular, Xiaolian, una guerrera imparable, y tuvieron un hijo. Guerra, celosa, Hambre y Victoria se vengaron de la princesa china cortándole las manos y quitándole su hijo, la futura bestia del Apocalipsis. Muerte se vengó de ellos matándoles. Diez años después, los tres vengativos jinetes vuelven a renacer con otros cuerpos adolescentes y comienzan a buscar a Muerte y a su hijo. A partir de aquí, comenzará un juego del gato y el ratón al que se le une un gigantesco juego de ajedrez político en el que las diversas naciones buscarán su propio beneficio en época de crisis para aplastar al resto de naciones. Sobre todo, el jefe de estado de la Confederación Archibald Chamberlain, un zorro astuto que sabe jugar al juego político de dominación mejor que nadie.

Hickman no nos da toda la información de golpe. De hecho, se espera como diez números para ofrecernos por primera vez un mapa de esta distópica América en un especial de treinta y cinco páginas titulado “Este del Oeste: El Mundo”. Durante treinta números vamos viendo cómo se van colocando las diversas piezas del tablero geopolítico mientras Muerte busca a su hijo y los tres jinetes restantes le buscan a él. Cuando una de las naciones cae, toda la acción se desboca en quince últimos números trepidantes, los tres últimos de la colección de Norma. El último, el que estamos reseñando, es el capítulo final en el que Hickman y Dragotta narran la última gran batalla de Xiaolian, un enfrentamiento apocalíptico parecido al largo flashback del número anterior y un duelo a tres muy parecido al de “El bueno, el feo y el malo” de Sergio Leone.

Porque “Este del Oeste” es un cómic futurista, sobre todo en los episodios que suceden en la Unión, una especie de Neo-Tokyo con un Dragotta muy inspirado en el “Akira” de Katsuhiro Otomo (no solo en el dibujo arquitectónico, sino también en el diseño de algunos personajes y trajes; de hecho, hay una rebelde que es igual que Kei, hasta lleva la misma gorra), pero también es un cómic del Oeste, con muchas referencias al Teniente Blueberry de Jean “Moebius” Giraud. Sobre todo, en los desérticos paisajes que Muerte recorre y los alrededores de Armisticio. Dragotta puede llegar a ser muy minimalista Otomo en los rostros, sobre todo los femeninos, pero también tiene su lado sucio y hardcore parecido al de su estancia en Marvel con obras como “La venganza de los villanos”. En seis años de publicación también suaviza mucho su estilo, siendo cada vez más minimalista y pulido, con un control de sus personajes encomiable.

Norma publicó los cuarenta y cinco números en diez tomos que vuelve a recopilar ahora en unos integrales imprescindibles que vuelven a traer a la actualidad el trabajo de Hickman y Nick Dragotta.

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