El fantasma que alimento
Comics / Victoria Ying

El fantasma que alimento

8 / 10
Laura Madrona — 28-08-2023
Empresa — La Cúpula

Empiezo la crítica de esta novela gráfica a escasos días de que se anunciara la cancelación de la obra “NUA, radiografía de un trastorno”, en la que la actriz Ann Perelló relata en primera persona el trastorno de la alimentación. Particularmente no acabo de entender qué ha visto de peligroso la inquisición cultural en esa obra, salvo el hecho de retratar una enfermedad que por lo visto les debe parecer excesivamente feminista.

Los trastornos de la alimentación no son enfermedades exclusivamente femeninas, aunque es cierto que afecta más a las mujeres y se ceba especialmente en la niñez y en la adolescencia, por la sobreexposición a la imagen y a cánones de belleza imposibles. Este es el caso de Valerie, la protagonista de este cómic, que vive atrapada entre el bombardeo constante, desde las redes sociales, de imágenes de chicas perfectas y la toxicidad de su madre, una mujer estricta que ha controlado todo lo que Valerie come desde que era pequeña. Su temor a engordar, a no ser “perfecta”, está tan interiorizado, que ha acabado recurriendo a purgas sistemáticas para apaciguar el sentimiento de culpa tras cada comida. El viaje de fin de curso a París y un acontecimiento trágico desencadenarán su frustración y la pondrán frente a frente con ese fantasma.

Creo que la fuerza de esta novela gráfica reside en que Victoria Ying habla desde la experiencia personal. Sin duda, escribir y dibujar "El fantasma que alimento" ha supuesto una auténtica catarsis para esta autora que normalmente se ha movido por derroteros más fantásticos. Esta catarsis resulta especialmente importante en el caso de la relación de Val con esa figura materna que es también, a su modo, una víctima de esos estándares inalcanzables que no sólo derivan en trastornos de la alimentación, sino que nutren la gordofobia de ambas hacia otras mujeres. En este sentido, me parece esencial que obras de este tipo lleguen a ese público Young Adult que es mucho más susceptible de padecer bulimia nerviosa u otros trastornos. Ying es, además, una excelente narradora. Nos lleva de la mano, de una manera fácil, a través de un relato duro pero esperanzador, gracias en parte a un estilo sencillo y suave, en el que predominan las tonalidades pastel, pero que no desmerece en absoluto la dureza de lo que explica.

Edita La Cúpula que, dentro de su catálogo, y siempre apostando por la diversidad, no se olvida de incluir historias que puedan conectar, por temática y estilo, con un público más juvenil, tal y como hizo anteriormente con las obras de autoras como Tillie Walden o las Tamaki.

 

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