Robbie Williams
Cine - Series / Joe Pearlman

Robbie Williams

5 / 10
Raúl Julián — 08-02-2024
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la serie

Netflix lleva tiempo apostando por series documentales como una opción cada vez habitual dentro su catálogo, en un producto que puede mostrar muy diferentes resultados. Si, por ejemplo, en el caso de su compatriota David Beckham la fórmula funcionaba en gran medida, la apuesta por Robbie Williams no corre la misma suerte. Y es que es difícil no concluir que el vocalista británico –uno de lo más exitosos de la historia si atendemos a las ventas, primero de discos y después de entradas– ha metido mano descaradamente en el devenir de cada uno de los cuatro capítulos que conforman la referencia.

Si bien es admisible que cualquier documental albergue ciertas concesiones en torno al protagonista en cuestión, lo de “Robbie Williams” no puede evitar que salte a la vista con generoso descaro. El ex Take That tiene a bien vender un drama continuo, precisamente desde su pertenencia a la boy band, amparado por el trabajo del director Joe Pearlman y con la temática puesta al servicio del montaje final. Un sentimiento en el que parece recrearse una y otra vez, con la poco sana intención de darse una palmadita en la espalda mientras parece autosusurrarse entre dientes y a cada nuevo apartado de su vida que ve en el portátil: “Eres un superviviente que lo ha pasado muy mal. Deberías estar orgulloso”.

Una conclusión repetida una y otra vez de cara al espectador con más o menos disimulo (normalmente menos), saliendo de un tipo que no solo cosechó (y sigue cosechando) un éxito descomunal, si no que, durante un tiempo, hasta disfrutó de cierta credibilidad artística. Un pase logrado con “Life Thru A Lens” (97), con el que consiguió encajar en la corriente del Britpop (no hay duda de que “Let Me Entertain You” era un hit) y también actuar en el escenario grande del festival de Glastonbury, que le abrió sus puertas cuando, por entonces, aún se mostraba especialmente celoso para con los artistas del cartel, en un hecho histórico que tiró abajo no pocas barreras y prejuicios.

Una decisión, la de reincidir en las sombras motivadas por tan temprana fama, que marca el destino inesquivable del documental y, en su empeño, no puede evitar dejar un relato plagado de tópicos, mientras el egocentrismo de Williams (casi siempre en ropa interior o ataviado con una chaqueta de Gucci) supura constantemente y obsequia al espectador con numerosos planos de sus sábanas y cortinas (¿!). “Robbie Williams” es un producto autocomplaciente y sospechosamente preparado, pero al mismo tiempo (y sería hipócrita negarlo), hay que concederle que también resulta entretenido dada la azarosa vida llevada por el ya cincuentón cantante que, en solitario, suma a estas alturas más de un cuarto de siglo de carrera.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.