Ripley
Cine - Series / Steven Zaillian

Ripley

8 / 10
José Martínez Ros — 09-04-2024
Empresa — Netflix
Fotografía — Cartel de la serie

Es posible que el nombre de Steven Zaillian​ (1953) no suene demasiado, pero se trata uno de los profesionales más prestigiosos de Hollywood, de un auténtico peso pesado de la Meca del cine. De su pluma, salieron los guiones de “La lista de Schindler” (por el que ganó un Oscar), “El Irlandés”, “Moneyball” o “American Gangster”. Sólo ha dirigido dos películas (las dos excelentes): “En busca de Bobby Fisher” (93) y “Acción Civil” (98) y una miniserie de la HBO (también muy recomendable) “The Night Of” (16). Ahora parece decidido a culminar su ilustre carrera con su proyecto más ambicioso: trasladar a la pantalla todas las novelas que la gran Patricia Highsmith, la maestra inigualada del thriller psicológico, una de las mayores escritoras del siglo XX, dedicó a su personaje más célebre: Tom Ripley.

Ripley es un norteamericano expatriado a Europa (como la misma Highsmith, que se marchó de los pacatos Estados Unidos de su época en cuanto tuvo oportunidad y nunca volvió), un tipo encantador, inteligentísimo, simpático, bastante entendido de arte, capaz de genuinos actos de valor y buen amigo (si cree que mereces su amistad). También es un sociópata terriblemente amoral que, si se ve en peligro, estafará, engañará, falsificará y, por supuesto, matará sin que eso afecte su inexistente conciencia. Highsmith comentó que, para crearlo, tomó como punto de partida las novelas de uno de sus escritores favoritos, Henry James. Uno de los temas favoritos de James era cómo “la vieja Europa” perturba, seduce o corrompe a la “inocente América”, como se percibe, por ejemplo, en “Los embajadores” o “Retrato de una dama”. Highsmith retorció la idea de James presentándonos a un norteamericano mucho más feroz (y también más seductor) que cualquier oponente que pudiera hallar en el viejo continente.

El mayor problema de realizar una serie basada en las cinco novelas que le dedicó Highsmith (la “Ripliada”, como la llaman sus fans) es que lo conocimos en “El talento de Mr. Ripley”. Y precisamente dos de las tres grandes películas que se han rodado ya sobre este maravilloso e inquietante personaje se habían inspirado en esta obra. Nos referimos, por supuesto, a “A pleno sol” (60) de René Clement con Alain Delon como Ripley y a “El talento de Mr. Ripley” de Anthony Minghella (99) con Matt Damon de protagonista. (La tercera gran adaptación de Ripley es “El amigo americano” (77) de Win Wernders, con un genial duelo actoral entre Bruno Ganz y Dennis Hopper, que adapta la tercera novela de la serie: “El juego de Ripley”).

Había otros motivos de duda: se eligió para interpretar al simpar Ripley al actor británico Andrew Scott, que sobrepasa con mucho la edad que la novela atribuye al personaje y, por otro lado, que se rodara en blanco y negro, cuando la acción transcurre en la luminosa Italia de los años cincuenta. Además, Scott, quien saltó a la fama con un papel de villano (el Moriarty de “Sherlock”) ya había demostrado que podía interpretar roles inquietantes, pero Ripley también es alguien que consigue ganarse por doquier la confianza y la buena fe de los demás; y eso parecía algo más alejado de su físico y porte.

Eran unas dudas infundadas. Se trata de una serie estupenda, una de las mejores que nos va a dejar 2024. El Ripley de Scott es más maduro e, indiscutiblemente, mucho más psicópata que los anteriores, pero funciona a la perfección en el entorno que crea para él Zaillian, un mundo lóbrego y siniestro, aunque contenga pisos lujosos, paisajes idílicos y obras de arte. El ritmo es a la vez pausado e implacable; y tanto la fotografía como la selección musical de canciones de la época son exquisitas. Las víctimas (en distinto grado), interpretadas por Johnny Flynn, Dakota Fanning y Eliot Sumner, están igualmente fantásticas; y hay que hacer mención especial al breve papel que se le concede a un actor que ya fue Ripley en una película, y que es todo un guiño para los fanáticos del personaje.

La única inquietud que nos queda es el factor, por así llamarlo, “Mindhunter”. Es una serie tan cuidada y meticulosa con los detalles que, la verdad, no parece de Netflix. Esperemos que su algoritmo decida que, por una vez, los espectadores nos merecemos algo que está bastante por encima de lo que nos suele ofrecer la plataforma y la renueven, y las sigan renovando, hasta que las cinco novelas de Hightsmith hayan recibido adaptaciones de este nivel.

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