La zona de interés
Cine - Series / Jonathan Glazer

La zona de interés

7 / 10
Luis de la Iglesia — 24-01-2024
Empresa — A24
Fotografía — Cartel de la película

“La mejor película de terror del 2023”, dijo un amigo al salir de la sala de cine. Aunque no sea un cinta con hombres lobos, posesiones demoníacas y sustos a la vuelta de la esquina, “The Zone Of Interest” te revuelve el estómago y te sacude de la silla con casi cada una de sus escenas. A partir de una narrativa que sigue la vida de una familia alemana, en la que, quizás, el mayor conflicto es el “Cariño, me tengo que ir a trabajar a otra ciudad”, consigue crear una historia que sabe dialogar con el espectador y plantearle la capacidad del ser humano para banalizar el mal. ¿Cómo? Con un pequeño detalle, el padre de esa familia es el que rige el campo de concentración de Auschwitz.

Se trata de una narrativa que funciona en dos niveles. El primer nivel son los personajes actuando y viviendo sus pequeños dramas familiares, mientras que el segundo nivel es lo que está fuera de campo, una mirada prudente sobre los horrores del Holocausto. Con planos medidos al milímetro, se combina lo macabro y lo cotidiano para que el espectador tenga su propio espacio y rellene el entramado emocional que une esas dos realidades. Un juego que se podría considerar sutil, pero que es de una brutalidad inmensurable y que nos dirige hacia algo con lo que vivimos cada día: convertimos el horror histórico en entretenimiento museístico, en objeto trivializado.

Pero el fuera de campo no es el único recurso con el que nos deslumbra Jonathan Glazer, pues utiliza un gran repertorio de habilidades cinematográficas para construir el mensaje de la película. El juego de cámaras, similar a la filmación de un “Gran Hermano”, refuerza la posición del espectador como tal. Somos observadores de la normalidad en busca de algo que nos emocione y, quizás, habría que mirar un poco más allá. El mismo discurso que ofrecen varias escenas a lo largo del metraje grabadas con cámara térmica y que son capaces de mostrar el negativo de la situación. Una elección técnica que se vuelve narrativa. Lo mismo sucede con la preferencia musical de Glazer al seleccionar una banda sonora sugerente cuando necesita retumbar y sigilosa cuando no debe robarse el protagonismo. Otra maravilla de “La zona de interés” es seguir viendo cómo Sandra Hüller se está comiendo el cine de 2023 gracias a esta película y a la increíble “Anatomía de una caída”. También es interesante observar cómo Christian Friedel adopta el papel de la frivolidad personificada y lo acarrea incluso hasta bajando esas escaleras a oscuras de las últimas escenas.

A pesar de toda la genialidad que rebosa la película, también tiene sus fallos, pues el vínculo emocional no es con los personajes, más bien, es con la situación. Normal tratándose de una película de corte casi ensayístico que tendrá sus detractores por el escaso dinamismo, por esa distancia tan fuerte que toma frente al espectador. No obstante, el dominio cinematográfico y discursivo de Glazer sin duda la convierte en una de las películas más potentes de 2023.

 

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