Blue Moon
Cine - SeriesRichard Linklater

Blue Moon

7 / 10
Toni Castarnado — 04-12-2025
Empresa — Sony Pictures España
Fotografía — Cartel de la película

Richard Linklater va a su aire, vive ajeno a las directrices que marca una industria que, en apariencia, lo tiene todo bajo control. Se puede tirar un montón de años filmando una película a tiempo real (“Boyhood”) y, en un cambio de guion inesperado, presentar una película de animación ambientada en el espacio y en la infancia (“Apolo 10 ½”). Y ahora, en apenas dos meses, dos estrenos seguidos, “Blue Moon” y una “Nouvelle Vague” más publicitada que se estrenará en los primeros días de enero de 2026.

En cualquier caso, “Blue Moon” parece el capricho de un director que, obsesionado por los diálogos (uno de los grandes rasgos de su cine), se ciñe a una noche concreta que, para los allí presentes, tuvo mucho simbolismo. Un 31 de marzo de 1943 se estrena en teatros el musical “Oklahoma!” y, más allá del éxito de la obra, es la culminación y la confirmación de una ruptura: Lorenz Hart y Richard Rodgers (imperturbable el gesto de Andrew Scott) llevan más de un cuarto de siglo trabajando juntos y componiendo la banda sonora de toda una época, pero ha llegado la hora de cada uno siga su camino. Eso es algo que Lorenz Hart (un Ethan Hawke casi irreconocible y muy metido en un papel de un ser que roza lo patético) no lleva nada bien; se lo ha tomado como una traición y una puñalada a su autoestima. Así y todo, va al estreno y se marcha antes de hora. Decide ahogar sus penas en un bar en el que tiene un sitio asignado en la barra. A partir de ahí, se establece el diálogo de nuestro portagonista con un camarero (qué buen actor es Bobby Cannavale), un pianista que  conoce y toca “Blue Moon” y  la joven (una elegante Margaret Qualley) que tiene loco perdido a Hart.

Con este decorado, la película transcurre por la belleza y la melancolía por lo que pudo haber sido y, asimismo, la fortuna de vivirlo y contarlo. Tal y como la define el director, esta es una pieza de cámara, una cinta que es la fotografía de un instante y el reflejo una lucha: en ese cuadrilátero se juntan la frustración, el mal que tiene el poder, los celos, la soledad, las adicciones, el orgullo… y, sobre todo, está la adoración irracional de Hart. O, como decían en “Casablanca” con una frase que el protagonista de “Blue Moon” repite como un mantra personal, “nunca nadie me ha amado tanto”.

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