Era cuestión de tiempo que David Beckham contase con su propio documental, teniendo en cuenta que fue, con permiso del enfant terrible George Best (curiosamente otro símbolo del Manchester United), el primer futbolista realmente mediático de la historia, así como la figura que abrió camino al resto de cara a millonarios contratos publicitarios y demás parafernalia a día de hoy instaurada con normalidad en el insaciable negocio del fútbol.
Una afirmación secundada por el ex Joy Division y New Order Peter Hook (por entonces gerente de The Haçienda), que explica cómo los músicos de la ciudad pasaron a plano secundario tras la arrasadora aparición de Beckham. La historia del inglés llega a través de la plataforma Netflix en forma de serie de cuatro capítulos que son, por encima de todo, un producto entretenidísimo. Al menos, para aquel espectador que sienta interés o atracción por la década de los noventa, Reino Unido, el propio planeta fútbol en general... o el salseo en torno a los famosos.
También para cualquiera que quiera volver a disfrutar con las diabluras de ese guante-pie derecho de Beckham o, por qué no decirlo, con la belleza evidente y el estilo de un tipo que puede llegar a cuestionar heterosexualidades manifiestas. Porque, precisamente, el londinense fue lo suficientemente espabilado (si alguien dudaba de la inteligencia del niño bonito, quedará defraudado) como para prestar igual atención y desarrollar con idéntico interés, seriedad y posterior éxito sus dos facetas: la deportiva y la publicitaria.
En cuanto a la primera, sería cuando menos atrevido cuestionar la calidad del canterano del United, poseedor de un toque técnico poco común en este (ahora contaminado) deporte, con una capacidad de sacrificio y superación fuera de toda duda, amén de una implicación incuestionable para con todos los equipos a los que prestó sus servicios. Quien no lo crea, quizá cambie de opinión cuando (por ejemplo) vea toda la presión que el por entonces aún jovencísimo jugador fue capaz de superar tras caer en la trampa de Simeone y resultar demonizado por todo un país.
Por otro lado, estaría su trayectoria como hombre anuncio y modelo que, junto a una cacareada vida privada, pudo llegar a motivar el menosprecio de sus cualidades como jugador, derivando en carnaza inagotable para todo tipo de prensa. Por supuesto, en esta parte tiene un papel principal Victoria Adams –aka “la Spice Girl pija”– con quien “Becks” inició, en los primeros coletazos de su propia fama, un romance mantenido a día de hoy, echando por tierra (de paso) no pocas apuestas malintencionadas que señalaban al capricho pasajero de uno por el otro.
Tal y como suele suceder con este tipo de producto, es evidente que el protagonista en cuestión resulta realzado y algo sobreprotegido. Pero, no es menos cierto que, con excepción de la infidelidad del británico cuando militaba en el Real Madrid (insinuado de puntillas en el metraje), el documental afronta de cara las numerosas polémicas que salpicaron a la estrella y apuesta por una aparente fidelidad a los hechos como hilo argumental, junto a ese ritmo ágil que propicia la sencilla asimilación de episodios.
Las declaraciones de la propia Victoria, un sinfín de ex compañeros de equipo, paparazis de la época o sus padres aportan realismo e inciden en la historia, hasta aportar una interesante perspectiva acerca de cómo fueron los años dorados (y también sufridos) de un icono pop como David Beckham. Una figura, en cualquier caso, dotada con clase, elegancia y sentido común; y sirva, como ejemplo, lo que el inglés decidió hacer con la camiseta del propio Simeone poco después del mencionado altercado.
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