Repasamos "Iowa" de Slipknot dos décadas después de su edición
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Repasamos "Iowa" de Slipknot dos décadas después de su edición

Víctor Naharro — 29-07-2021
Fotografía — Archivo

Hace poco nos sorprendía el fallecimiento de Joey Jordison, ex batería y cofundador de Slipknot a la edad de 46 años. Noticia muy triste que nos recordaba la muerte por sobredosis del bajista de la banda Paul Gray en 2010. Sirva este artículo en el que repasamos lo que supuso la edición hace dos décadas de “Iowa” a modo de homenaje.

Corría el año 1999 cuando un grupo de nueve enmascarados saltaba a la fama revolucionando el metal, mezclando rap, samplers, percusiones durísimas y una actitud completamente agresiva y visceral. Se trataba del álbum homónimo de Slipknot, un debut que llegó al puesto número 51 de la lista Billboard 200 y que ha sido certificado doble platino en Estados Unidos. Todo auguraba una carrera llena de éxitos por delante.

"Tienes que romperte para poder construir algo genial”. (Corey Taylor) 

Sin embargo, se habían puesto un listón muy alto, y el estrellato repentino y las malas decisiones comerciales empezaron a hacer mella entre los integrantes del grupo. Dos años más tarde, en 2001, decidieron grabar un nuevo disco, en parte por las grandes presiones que estaban recibiendo. Del odio, las disputas y la frustración nació “Iowa”, sin duda su disco más crudo y potente. El mismo Corey Taylor, líder y vocalista, afirmó que ese fue “el momento más oscuro de toda su carrera”.

El baterista Jeoy Jordison y el bajista Paul Gray fueron los encargados de componer casi todo el nuevo material para “Iowa”, que fue producido por Ross Robinson. Esto también desató una pequeña guerra, ya que, mientras ellos no paraban de trabajar, los otros integrantes descansaban y se enganchaban cada vez más a las drogas. En 2008, Taylor confesó: “Nos estábamos desmoronando cuando hicimos ese disco; era un desastre, hombre. Estaba bebiendo mucho, realmente empecé a meterme en el alcohol y en el puterío. Estaba haciendo todo lo posible para sentirme bien porque todo me hacía sentir realmente mal. Estaba comiendo mucho, subiendo de peso. No sentía nada más que miseria”.

Paradójicamente, toda esta miseria sirvió a la banda para vaciar toda “la mierda” que llevaban dentro en un disco verdaderamente oscuro y bestial. Incluso las grabaciones estuvieron marcadas por el odio y la rabia. Para grabar las voces de la canción “Iowa”, por ejemplo, Corey Taylor se desnudó, vomitó e incluso se autolesionó con un cristal roto. “Así es como uno saca lo mejor de uno mismo. Tienes que romperte para poder construir algo genial”, explicó luego.

A pesar de todo, Slipknot consiguió hacer un gran homenaje a su estado natal. “Iowa” fue todo un éxito, es disco de platino en EEUU y Canadá y llegó a entrar en el Top 10 de las listas de venta en nueve países distintos. Además, “Left Behind” y “My Plague” estuvieron nominadas a un premio Grammy.

La temática del disco, que tiene como portada un chivo (con clara alusión al satanismo), está muy asociada a la misantropía, la depresión, el asco, el enfado, el odio, la psicosis y el rechazo. Los primeros segundos de “Iowa” están marcados por los gritos, las arcadas y las guitarras de “(515)”, el inicio de una descarga sonora que no dará tregua en más de 60 minutos. Seguidamente empieza la fuerza de “People=Shit”, un clásico misantrópico que esgrime frases como: "Come on motherfucker, everybody has to die".

La cortesía y las buenas palabras, como vemos, no van de la mano de Slipknot. De hecho, podemos oír derivados de “fuck” y “shit” más de 40 veces en todo el álbum. En esta línea siguen “Disasterpiece”, “My Plague” y “Everthing Ends”, canciones muy duras que acaban de desatar las vísceras y la enfermedad. Sin embargo, en “My Plague”, que fue el primer single promocional, podemos escuchar un Corey Taylor más melódico y unos coros más suaves y pegadizos. Los ritmos y coros más digeribles se repiten en “Left Behind”, el segundo single de “Iowa”, aunque no son comparables a la suavidad y lentitud de canciones posteriores de Slipknot como “Vermillion pt.2”, “XIX” o “Dead Memories”.

Pero la traca no para, y justo después de “Everything Ends” llega todo un himno, “The Heretic Anthem”, con su mítico "If you’re 555 then I’m 666". La letra, como cuenta Corey Taylor, es una crítica a la industria musical: "Hace un par de meses, unas personas malvadas, muertos de hambre, chupapollas, idiotas hijos de puta vinieron a nosotros y nos dijeron: ‘Si queréis que vuestro próximo álbum sea enorme, debéis escribir una jodida canción de radio amistosa…’. Somos Slipknot, 9 locos del medio de la nada, 9 personas que no les importa una jodida mierda lo que cojones piense la puta industria musical, así que procesamos la información y dijimos: ‘Bueno, gracias Mr. Hombre de Negocios, pero si me perdonas… ¡Chúpame la puta polla!’”.

El viaje a través del odio continua con temas como “The Shape”, “I Am Hated” y “New Abortion”, y al fin, termina con “Iowa”, una pieza de 15 minutos que empieza tenue y suave, como si fuera la última parte de una catarsis. Se escuchan ruidos otra vez como en el inicio, gritos, pájaros, y cuando acaba, sientes que algo ya no está, sientes cómo se ha ido poco a poco un gran peso que cargabas encima.

El dolor y el odio, sin duda, pueden ser destructivos y letales. Pero, como nos enseñó Slipknot hace 20 años, también pueden ser creativos, nos pueden ayudar a crecer y a construir un nuevo futuro más lleno de paz y tranquilidad interior. “Iowa” es un brutal despliegue de fuerza y de poder, de destrucción interna y de rabia exterior, que se plasma fácilmente viendo los directos de la época. Sin duda, un disco crudo y necesario, que nace de lo más profundo del ser humano.

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