“Quiero ser permeable a las influencias, pero también poner mi impronta”
Entrevistas / Kevin Johansen

“Quiero ser permeable a las influencias, pero también poner mi impronta”

Carlos Pérez de Ziriza — 16-01-2023
Fotografía — Archivo

Kevin Johansen ha recuperado algunas de sus canciones favoritas de siempre, tanto suyas como ajenas, en un disco que lleva por título “Tú ve” (Sony, 22). Además, se hace acompañar por artistas de lo más diverso.

“Tú ve” es un variopinto trabajo en el que mezcla material propio con clásicos de Lou Reed, Erasure, Violeta Parra, Talking Heads o Leonard Cohen, y para el que ha contado con la colaboración (en forma de duetos) de David Byrne, Jorge Drexler, Natalia Lafourcade, Sílvia Pérez Cruz o su propia hija mayor, Wiranda Johansen. Con producción de Juan Campodónico (Bajofondo, Jorge Drexler, El Cuarteto de Nos) y Diego Mema.

El músico argentino, de cincuenta y ocho años, nos atiende con su proverbial amabilidad y excelente predisposición por zoom desde Madrid, donde está de promoción y ciudad a la que volverá este mes dentro de la gira de presentación del disco. De hecho, Johansen pasará por Barcelona (1 febrero, Teatro Coliseum), Madrid (2 febrero, Teatro Circo Price; Inverfest), Bilbao (3 febrero, Kafe Antzokia), Vigo (4 febrero, Auditorio Pazo de Congresos Mar de Vigo), Murcia (9 febrero, Teatro Circo Murcia), Málaga (10 febrero, La Trinchera) y Sevilla (11 febrero, Sala Custom).

¿Eres de quienes piensan que el mejor tributo que se le puede hacer a una canción ajena es llevarla a un lugar muy distinto al original?
¡Qué pregunta! [risas]. Creo que el desafío es casi imposible porque son canciones que, en general, ya están tan logradas… Alguien me dijo que lo que he hecho son versiones propias y apropiadas. Me dio risa. Pero, de algún modo, es ponerle tu visión, tu impronta, a algo tan emblemático como el “Perfect Day” de Lou Reed, por ejemplo, o a “A Little Respect” de Erasure o a “El Albertío” de Violeta Parra. Como compositor, yo me planteo ser permeable a las influencias, pero también ponerle mi propia impronta, porque aunque quieras ser Charly García o Sabina, en definitiva tienes que ser tú mismo. Juan Campodónico, el productor, dijo que debía ser al estilo Rick Rubin, con pocos elementos pero un sonido grande, y con el primer plano en la voz, algo que también ayuda. “The Singer But Not The Song”, que decían The Rolling Stones. Es el cantante, no la canción.

"Al reversionalas en estilos y géneros distintos al original, también se demuestra la gran arquitectura de una buena canción, que es lo que a mí me fascina"

Hay un componente lúdico, de divertimento, de habéroslo pasado bien.
Lo primero que le dije a [Juan Campodónico] es “quiero que estés en tu zona de confort”. Que encontrara las versiones que más le gustaran, tanto mías como ajenas. Al reversionalas en estilos y géneros distintos al original, también se demuestra la gran arquitectura de una buena canción, que es lo que a mí me fascina. Cómo se torna irrompible y la puedes transformar en algo tecno o en una canción folklóric o viceversa.

La primera canción es “Tú ve”, con Natalia Lafourcade, originalmente incluida en tu disco “Algo ritmos” (19). ¿Cómo surge?
Como el padre de Natalia es chileno, habíamos pensado en “El Albertío”, de Violeta Parra, porque nos parecía que le daba una connotación diferente e interesante. Natalia y yo somos muy amigos. Ella insistió en cantar una canción mía. Y se sentía muy identificada con la letra de “Tú ve”, y a mí me halagaba el ego, por supuesto, pero sobre todo me gustaba la idea de que fuera cantada por una mujer, con sus tiempos y su perspectiva. Fue ella quien decidió, la verdad.

¿Por qué “A Little Respect” de Erasure, a la que alejas del sonido synth pop de sus orígenes?
Fue idea de Juan [Campodónico] y Diego Mema, el coproductor del disco, quien tocó la guitarra esa tan folk y tan dulce. Le dieron esa impronta. Yo simplemente tenía una versión en la que machacaba la guitarra, digamos que más del espíritu de los teclados rítmicos que tiene la canción original, y ellos la despojaron, hicieron algo muy íntimo. Es una canción de amor tan desgarradoramente sincera que al sacarle esos elementos y elegir ese sonido, con pocos elementos pero en grande, le quita toda ínfula o pretensión efectista que pudiera haber tenido. Es puro sentimiento y se refleja en la letra.

Has elegido nada menos que “Suzanne”, de Leonard Cohen, con Jorge Drexler. Hay que echarle valor también.
Siempre que me junto con Jorge [Drexler], o con cualquier colega, y nos ponemos a guitarrear, nos tocamos una de Violeta Parra, una de Caetano Veloso, una de Lennon, una de Leonard Cohen… El tío Leonard siempre está presente. Son influencias ineludibles. También debo decir que Juan Campodónico le dio esa impronta de candombe del sur: fue muy cómico, porque tanto Jorge como yo, cuando hicimos el approach vocal, la sentíamos como muy veloz, muy rápida de tempo, nos costaba un poco, incluso para Jorge, que tiene un buen inglés pero sentía como que tenía que apurarse un poco. Entonces Campodónico se puso muy firme y muy fundamentalista en su uruguayez, y nos dijo que si es más lento, no es candombe, así que tuvimos que obedecer al maestro [risas], y la verdad es que salió muy bien revisitada con un tinte diferente y con timbres percusivos que no tiene la canción original, y eso le dio un sabor distinto.

"Arrancaré la nueva gira en el cono sur y Latinoamérica y me vengo para España en febrero, en pleno invierno de aquí, que no conozco aún"

La versión más sorprendente para mí es “Last Night I Was Dreaming Of You”, versión en inglés de “Anoche soñé contigo” (de tu disco “Logo”, de 2007), tu canción más conocida, al menos la que más reproducciones tiene en Spotify, que has hecho con David Byrne. ¿Él la conocía? ¿Os conocíais?
Me había cruzado con David Byrne algunas veces, una de ellas me vino a ver tocar. Yo había ido a verle ya antes en varias ocasiones, recuerdo verle en un balcón meneando la cabeza y comiendo guacamole, casi me desmayo al ver que estaba disfrutando. Siempre soy muy pudoroso con mis ídolos, con colegas a los que admiro. No me animaba a escribirle, y Juan Campodónico, junto a mi representante, se animaron a hacer el primer contacto, por e-mail, y él respondió con otro e-mail que debería enmarcar, porque decía “twenty K.J. songs I love”. O sea, veinte canciones mías que ama, una lista en la que estaba “Anoche soñé contigo”, una canción que siempre he canturreado en mi cabeza en inglés, medio en broma, y ahora era el momento. Todo se alineó, porque tanto Juan [Campodónico] como yo teníamos que ir a Nueva York, y nos dijimos “bueno, si David Byrne se había ofrecido a ir a un show mío, grabemos con él”. La estuvimos ensayando una tarde y me animé a proponerle tocarla en el show y accedió. Y cuando le vi en el sótano del Mercury Lounge con una cerveza en la mano, me di cuenta de que es un ser humano, una persona que se relaja, disfruta y respira [risas]. Le tengo muy arriba, es un músico que tiene mucho de lo que a mí me gusta. Sentido del gusto por la sonoridad en las canciones, y con un sentido profundo a la vez, más allá del manejo del sinsentido y del surrealismo que tanto le gusta. Fue un hermoso encuentro, y honrarlo con una versión en castellano a él le puso muy feliz. Le sorprendió lo fluida que salía “Heaven” en castellano, que también la hicimos en plan milonga, suave, campestre. Tuvo su aprobación.

Justo te iba a preguntar eso, que la siguiente canción es “Cielo”, adaptación al castellano de “Heaven”, de Talking Heads. ¿Conocías la versión que hicieron Esclarecidos con el mismo título?
No, no la conocía. Qué visionarios. La verdad es que es una canción muy, como dicen en inglés, “haunting”, como parecido a fantasmagórica pero no exactamente. Es algo que se te queda porque tiene algo espiritual que no se te va de la cabeza. Terminas de escucharla y la sigues rumiando. También tiene algo surreal hablar del cielo, y que se repita todo, y que sea un sitio donde no ocurre nada. Me gusta mucho esa imagen, como del día de la marmota pero todo muy logrado gracias a una letra muy sencilla y sintética.

Cantas “Desde que te perdí”, de tu repertorio de 2004, con Sílvia Pérez Cruz y la alejas del ritmo de bossa para acercarla un poco más al flamenco, que es lo que más le va a ella.
Totalmente, y además de la gran voz de Sílvia Pérez Cruz, está la participación de Josemi Carmona a la guitarra y Javier Colina al contrabajo, y esto también la da una impronta mucho más ibérica a esa rumbita. Yo siempre decía que no sé si es una rumba amilongada o una milonga derrumbada [risas]. Y con estos tres monstruos se plasmó un poco esa intentona que yo tenía originalmente, que fuera como una rumbita.

Hay al menos tres canciones en las que canta Wiranda Johansen. ¿Es tu hija?
Sí. Uno canta con los hijos, y fue muy gracioso porque ella estaba como en un momento un poco post adolescente, de “sal de aquí, papá”… Ahora está grabando aquí en Madrid también, y la verdad es que ella, cuando vio el Ofertório, el show de Caetano Veloso con sus hijos, me dijo “ay, la verdad es que me he relajado, qué lindo cantar con los padres y los padres cantar con los hijos e intercambiar ideas y gustos”. Fundamentalmente, ella disfruta mucho del escenario, que para mí es lo más importante. Disfruta mucho de cantar, de grabar y de todo lo que atañe a la carrera de la música. Fue muy fácil. “Perfect Day” la hizo en una toma, y la versión de Caetano Veloso, “Oración al tiempo”, fue como nuestro “Ofertório” al maestro Caetano, traduciéndolo. Tiene una canción que dice “mi trabajo es traducirte”, así que nuestro trabajo era traducir al maestro Caetano, y creo que cantar esta “Oración al tiempo” tiene algo post pandémico. Eso de cantar una plegaria al tiempo con tu hija tiene una connotación interesante. Fue muy bonito cantar con ella. También hace los coros en “Cielo”.

¿Qué edad tiene?
Cumplió veinticinco ayer.

¿Tienes más hijas o hijos que se dediquen a la música?
Mi otra hija, Kim, tiene dieciocho y también canta. Tom tiene catorce y toca de todo. Y luego está Roy, el de siete, que todavía rompe cosas, no más [risas].

A todos les ha dado por seguir tus pasos.
Sí, son musicales y musiqueros, la verdad. Pero uno no ejerce presión. Yo quiero que lo disfruten y si son profesionales, bueno, bienvenido sea, y si no, que lo disfruten igual. Yo no les adoctrino, para nada.

Volviendo al disco, te has ido a canciones de épocas muy distintas, porque “16 Toneladas” es una versión del “Sixteen Tons” de Merle Travis, uno de los clásicos del primer rock and roll, de 1955.
Fue muy lindo traducirla al castellano, es de esas canciones que tienen algo de manifiesto social, porque habla de los trabajadores del carbón y de trabajar para una compañía casi en estado de esclavitud, y a su vez tiene un groove contagioso. La hicimos también como una milonga bailada, le dimos un toque un poco milonguero tanguero. Y también está “El Albertío” de Violeta Parra, que es una canción que tiene paralelismo con esa observación social, de cómo somos y cómo es la sociedad en que vivimos. Una observación medio atemporal, lamentablemente, ya que seguimos con situaciones donde hay gente que maneja estados esclavizantes. No pierden vigencia.

¿Lo llevarás al directo?
Arrancaré la nueva gira en el cono sur y Latinoamérica y me vengo para España en febrero, en pleno invierno de aquí, que no conozco aún, así que vengo a congelarme en pleno invierno ibérico.

Agenda de conciertos 

20.30h Desde 22€ (Guitar BCN 23)
20.00h Desde 28€ (Inverfest)
21.00h 28€
21.00h Desde 24€
21.00h 28€
21.00h 28€

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