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Laura Tomillo — 05-07-1999
Fotografía — Archivo

SONRÍE CON EL POP ESPAÑOL

Tres o cuatro años atrás, los escépticos proclamaban el fin de la independencia española. Un público cansado, unas ventas que no llegaban y la progresiva falta de creatividad presagiaban el fin de una escena que nunca había llegado a consolidarse. Poco podían esperar la explosión de nuevos grupos (jóvenes y no tan jóvenes) que invade ahora mismo la península y que nos incita a cambiar de vestuario, frivolizar nuestra conducta y hasta a relajar nuestra expresión facial. e repente, el hype exige cierto culto a la imagen, el rechazo de las guitarras distorsionadas, unas letras comprensibles, vivir en la era pop. Pero las cosas nunca son tan simples. Sin duda, la creación de esta imagen reduccionista de los nuevos grupos pop estatales se debe a la facción más escandalosa del fenómeno, residente en el centro de la península. Con un puñado de grupos y fanzines («Yo Yo», «Croissant 001», «Ex-tupendas»), una pandilla muy activa de poppy boys y girls inventa colectivos, corea consignas, proclama manifiestos y en general se mueve muy, muy deprisa por las calles de Madrid. Estilísticamente, el grupo es de lo más diverso. La vertiente más llamativa es la que intenta recuperar el espíritu del tecno-pop nuevaolero. Siguiendo la estela de Spicnic, grupos como Meteosat (de momento, los más exitosos), La Monja Enana (en Elefant) o la culminación hedonista, Blas y Las Astrales, han conseguido devolver a los escenarios la insolencia de los primeros ochenta y extender su influencia por el resto del país (atentos a la maqueta de D´Estrellitas Power). En otra órbita hay que situar el tecnouniverso austrohúngaro (Les Biscuits Salés e Hidro-Genesse), que gira alrededor de los triunfantes Astrud, y se ocupa ante todo de la originalidad y la elegancia, por supuesto. También pop son los grupos que recuperan, con más o menos acierto, el Donosti sound de mediados de los noventa. Este es el caso de los madrileños La Pequeña Suiza y Niza, de Flow (con un nuevo giro estilístico, y ahora en Acuarela) y de Vacaciones, los creadores de los primeros himnos de la N.O.M. (Nueva Ola Murciana), que probablemente verán cómo sus sueños se hacen realidad cuando actúen antes de Marine Research (ex-Heavenly) en el próximo festival de Benicàssim. Y precisamente en su adorada Murcia han surgido algunas de las últimas propuestas más interesantes: la electrónica soñadora de Parade (una línea que, recientemente, continúa Gasca desde San Feliu de Llobregat) o las riot grrrls Hello Cuca, baluarte del nuevo DIY, o los melancólicos Me Enveneno de Azules. Y no os dejéis engañar, pese a la aparente homogeneidad estilística de los nuevos grupos, no todo son gominolas. En los márgenes del nuevo movimiento se puede encontrar de todo: propuestas más revivalistas (Flirt, Les Très Bien Ensemble), otras más experimentales (Puré). Y más allá de la calidad variable, de la actitud de los grupos o de la saturación que puede producir un hype (ya polémico en el seno de la misma escena), sería absurdo considerar que el panorama no es optimista. Los conciertos vuelven a estar más concurridos, las maquetas no sólo se graban, sino que también se escuchan, los discos se van vendiendo, las revistas y los fanzines se escriben y se leen. Si no quieres dormirte en los laureles (nunca se sabe, tú puedes ser la estrella del mañana) y mantenerte informado/a, puedes apuntarte a las listas de correo spanishpop e indiepop66 (búscalas en www.onelist.com) o escuchar Viaje a los Sueños Polares (40 principales, de lunes a jueves a medianoche excepto en Barcelona, donde se emite a las 2 de la madrugada) y Diario Pop (Radio 3, de lunes a viernes a las 23h.).

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