¿Qué te lleva a plantearte ahora tu debut como novelista?
Soy guionista y me gano la vida escribiendo desde hace muchos años. Escribes para la radio, para la televisión, escribes para otros o escribes para ti mismo si tienes que contar una historia en antena… La manera de canalizar tu propio universo creativo tiene muchas vías de expresión, y escribir una novela era para mí todo un reto, desde hace seis años, el tiempo que me ha llevado completarla. Como decía Henry Hill en “Uno de los nuestros”: “Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón quise ser un gángster”… Yo desde que tuve uso de razón quise escribir.
¿Por qué convertir una guitarra en la protagonista de tu novela?
Porque me permitía ponerle género femenino y primera persona a una de las grandes protagonistas de la historia del rock, o del blues. Su punto de vista, al servicio de uno o varios dueños que no siempre la tratan bien, me ofrecía un mundo de posibilidades narrativas y un enfoque distinto desde el que hablar de las relaciones humanas.
¿Te ha sido fácil ponerte en la piel de un objeto inanimado?
Ha sido tan fácil y la tengo tan interiorizada, que cuando voy a un concierto me obsesiona ver cómo tratan los músicos a sus guitarras. Y pobre del que la trate mal en mi presencia, ¡que salto!
¿Ayuda vivir con un músico para ello?
Desde luego. Vivir con un guitarrista y compositor me ha facilitado mucha información, me ha resuelto dudas, aportado ideas… y me ha permitido disfrutar de la fascinante relación que existe entre el músico y su instrumento. Sobre todo cuando el músico es tan condenadamente bueno como el que comparte la vida conmigo.
¿Por qué tu novela gustará a los seguidores del rock and roll?
Si les gusta, y eso espero, es porque está llena de referentes rockeros, personajes muy propios y muy reconocibles del gremio, humor bastante negro a veces… y porque lleva el rock escrito en el alma. Pero ante todo es una novela, y está abierta a todo tipo de público. Cualquiera puede disfrutarla.
Hay referencias musicales en la novela: Joe Strummer, un gato llamado Wilko… ¿Reflejan tus propios gustos?
En cuanto a si las referencias musicales reflejan mis propios gustos: sin duda. Joe Strummer, además, pasó temporadas en Madrid y quería aprovechar esa etapa para que interactuara con La Sonanta… A Dr. Feelgood los descubrí más tarde que a The Clash, pero tengo que reconocer que el gato no tenía nombre hasta que saltó la noticia de la enfermedad de Wilko Johnson, que tenía que irse y al final no. En ese momento pensé que quería hacerle un homenaje a uno de los guitarristas más felinos de la historia del rock inglés. Y ahí sigue, ¡bien por Wilko!
¿Qué música escuchabas mientras la escribías?
Iba por semanas, pero si escribía el capítulo con mención a Big Star, entonces hacía una inmersión en toda regla en la obra de Alex Chilton… también a Lou Reed, cuando murió….Y hubo largas temporadas escuchando la Preservation Hall Jazz Band de Nueva Orleans, durante el tiempo que estuve enganchada a la serie “Tremé”. Buenísima, por cierto.
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