“Con una tristeza que no se puede expresar con palabras, informamos del fallecimiento de nuestro querido Ozzy esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de amor”, señala el comunicado oficial compartido por su familia.
La noticia ha conmocionado al mundo de la música. No solo por tratarse de una figura clave en la historia del rock, sino por lo que representó: una vida de excesos, reinvención, oscuridad, humor y música que cambió generaciones. Su ciudad natal, Birmingham, le ha rendido homenaje espontáneo con flores en las calles y artistas de todo el mundo han expresado su pesar.
Nacido como John Michael Osbourne el 3 de diciembre de 1948, en el barrio obrero de Aston, Birmingham, Ozzy tuvo una infancia marcada por la pobreza y la marginalidad. Pasó por la cárcel a los 17 años y descubrió su camino gracias a la música de los Beatles. Poco después, junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, formó Black Sabbath, una banda que daría forma al sonido del heavy metal.
Con discos como "Black Sabbath" (1970), "Paranoid" (1970) o "Master of Reality" (1971), Ozzy y sus compañeros marcaron el tono oscuro, denso y rebelde que definió a un género entero. Pero los excesos pasaron factura, y en 1979 fue expulsado de la banda por sus problemas con el alcohol y las drogas. "Todos éramos igual de malos", dijo alguna vez.
Lejos de apagarse, Ozzy resurgió como solista con discos como "Blizzard of Ozz" y "Diary of a Madman", y con el apoyo clave de Sharon Arden, hija del mánager de Sabbath, con quien se casó y tuvo tres hijos. Su carrera en solitario fue tan influyente como su etapa en Black Sabbath, con giras multitudinarias, nuevos himnos y una imagen cada vez más icónica.
En los 2000, se convirtió en una estrella global gracias al reality show The Osbournes, que mostró su vida familiar y lo acercó a nuevas generaciones. A pesar de su deteriorada salud —enfermedad de Parkinson, operaciones y lesiones—, Ozzy siguió activo el mayor tiempo posible.
Conocido por episodios tan excéntricos como morder la cabeza de un murciélago en un concierto o orinar en un monumento vestido como Sharon, Osbourne construyó una figura que mezclaba el caos con la genialidad. Pero detrás del mito, hubo siempre un artista profundamente humano, creativo, y con una sensibilidad única.
Padre de seis hijos, esposo, estrella, y símbolo eterno del heavy metal, Ozzy Osbourne deja un legado que seguirá resonando en cada riff oscuro, en cada festival de metal, y en cada adolescente que descubra su música por primera vez.
Su último concierto fue el pasado 5 de julio de 2025 en Villa Park, Birmingham, sentado en un trono negro, acompañado por Metallica, Guns N’ Roses o Steven Tyler entre otros. Un adiós digno de quien fue, hasta el final, una verdadera leyenda del rock.
Descansa en paz, Príncipe de las Tinieblas.
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