Mártir de la causa del internet libre o una versión moderna del mafioso de toda la vida, dependiendo del punto de vista de cada cual, Kim Dotcom se ha convertido tras su paso por la cárcel y el cierre de Megaupload en una suerte de estrella pop cuyos pasos resultan a día de hoy más determinantes para el desarrollo de la industria musical que los de David Geffen o Richard Branson, glamourosos capos de otros tiempos.
Kim Dotcom estrenaba ayer Mega, su nueva apuesta por el intercambio de archivos en la red que se anuncia casi casi como si fuera un disco de Daft Punk: "Bigger. Better. Faster. Stronger. Safer.". Con dominio neozelandés, la inauguración sirvió al alemán para reivindicarse a sí mismo precisamente el día en que se cumplía un año de la intervención de la policía neozelandesa en su domicilio. También para montar un espectacular teatrillo en el que falsos agentes de policía reproducían su detención y accedía al escenario flanqueado por una guardia personal femenina al más puro estilo Laibach.
Recordando aquellos momentos Dotcom ha vuelto a declarar su inocencia con el argumento que ya hemos escuchado mil veces: "No pueden acusarme de los actos de terceras personas. Megaupload era una tecnología con doble uso: podías utilizarla para hacer buenas y malas cosas. Si alguien envía algo ilegal en un sobre tu no te vas a cerrar la oficina de correos".
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.