La cantante y compositora malagueña Julia Martín estrena Yulai Bombay, un trabajo íntimo, maduro y emocionalmente poderoso que marca un hito en su evolución artística. Con una producción cuidada y un abanico de colaboraciones que enriquecen el viaje sonoro, el disco se presenta como un mapa de regreso a lo esencial.
El título del álbum hace referencia al apodo que Julia usaba en su adolescencia, Yulai Bombay, una identidad que actúa como brújula creativa y emocional. El disco se convierte así en un ejercicio de memoria, una reconciliación con sus raíces y una reafirmación de su amor por la música y la vida más allá del escenario.
A lo largo de 14 canciones, Julia Martín transita sonidos que van del neo-soul al afro-pop, el jazz y el hip-hop, componiendo un diario de emociones que surgen de lugares reales y momentos transformadores. Canciones como Low, nacida junto al río de Málaga, o Me kisiste, compuesta en un tejado durante la pandemia, refuerzan el carácter autobiográfico del álbum.
La producción corre a cargo de la propia Julia junto a Pablo Márquez y Gregorio Herreros, con arreglos que combinan sensibilidad, groove y profundidad. Entre las colaboraciones destacan Elphomega en Ctrl-Z, Des Marks en Big Bomboclaat, y SpokSponha en 24/7, aportando matices funk y una energía fresca. Mis eigthies cuenta con las voces de Alba LaMerced y Sergio Gómez, y en Malo brilla la química con RJay.
Uno de los momentos más emotivos del álbum llega con Pena, donde Julia canta con su abuelo paterno, Pedro Casero, a través de una antigua grabación familiar. Una colaboración póstuma que aporta una capa de ternura y memoria al conjunto.
Yulai Bombay es mucho más que un álbum: es una declaración de principios. Julia Martín firma aquí un trabajo sincero y valiente, en el que convierte la introspección en arte y la vulnerabilidad en fuerza sonora.
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